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Este coche eléctrico está fabricado con materiales reciclados y puede alcanzar los 220 km de autonomía

Europa produce cerca de 25 millones de toneladas de residuos plásticos cada año, de los cuales solo el 30% se recicla, mientras que el 39% se incinera y el 31% se desecha en vertederos. Una situación dramática que se extiende incluso con más virulencia por otros países y que supone una de las principales amenazas para el planeta. Ahora un grupo de estudiantes de la universidad holandesa de Eindhoven han presentado una alternativa para estos plásticos en la forma de un coche eléctrico fabricado con materiales reciclados, y totalmente funcional.

El objetivo es mostrar una alternativa en sectores como la automoción que en el caso de los fabricantes europeos, producen entre todos unas 2.100 millones de toneladas de residuos al año. Con el objetivo de demostrar que se pueden reutilizar estos residuos de una manera nueva y útil, este grupo de estudiantes ha fabricado un coche eléctrico usando casi en su totalidad materiales reciclados.

Según sus promotores, el objetivo es demostrar que los residuos pueden ser materiales valiosos, incluso en aplicaciones complejas como la construcción de un coche.

El chasis del vehículo está formado por un panel sándwich desarrollado por los estudiantes en colaboración con varias empresas. El exterior está hecho de fibras de lino combinadas con plástico procedente del mar. Aunque este material estuvo sumergido en el océano durante varios años, y consta de diferentes tipos de plástico, es capaz de ofrecer suficiente resistencia al chasis cuando se combina con fibras naturales.

El núcleo del material está hecho de botellas de plástico recicladas, que no se pueden reciclar más de diez veces para el uso como envase. Pero como vemos, no deja de tener utilidad en otras aplicaciones. La carrocería, juntas, las ventanas y el interior también están hechos de materiales reciclados, incluidas botellas, plástico ABS y desechos domésticos.

La carrocería está hecha de ABS reciclado, un plástico duro que se usa en muchos productos de consumo, como juguetes, televisores y productos de cocina, que se combina con una película de color amarillo que le da ese aspecto llamativo y que puede retirarse para facilitar un futuro reciclaje.

El resultado es un cuerpo ligero, 360 kg, y sostenible, que esconde en su interior dos motores eléctricos de 12 kW cada uno e instalados en el eje trasero. Estos le impulsan hasta una velocidad máxima de 90 km/h. Un motor que se alimenta de un sistema de baterías reutilizadas que le permiten alcanzar una autonomía de 220 kilómetros con cada carga.

Incluso durante la fabricación de los componentes del vehículo se producen algunos residuos, como las fibras de lino o trozos del plástico procedente del mar, que se han comprimido y se han fabricado platos con ellos. Todo para demostrar que otro modelo industrial es posible, y que los coches eléctricos además de una reducción de las emisiones contaminantes durante la circulación pueden ser la puerta a un modelo más sostenible y  a una economía circular de además de beneficios ambientales, también ofrecerá beneficios industriales y económicos para Europa.

Fuente | TUE

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