A principios de año, los grupos FCA (FIAT-Chrysler) y PSA (Peugeot-Citroën, Opel) se fusionaron para formar Stellantis, uno de los mayores fabricantes de automóviles del mundo. Aunque dentro de FCA la voz cantante la llevaba la italiana FIAT, que compró Chrysler en su totalidad en 2014, la sección norteamericana seguía teniendo un enorme peso dentro de la corporación.
Las principales marcas de origen estadounidense en posesión de Stellantis son Chrysler, Dodge, Jeep y RAM. Mientras que Jeep es a día de hoy la marca más rentable y con mayores ventas de todo el conglomerado gracias al éxito de su gama SUV, Chrysler languidece con una oferta formada por dos modelos, la berlina 300C y el monovolumen Pacífica.
RAM por su parte disfruta de una enorme popularidad en el continente americano gracias a la buena acogida de sus pick-ups y de sus vehículos comerciales. Dodge por su parte es una marca que si bien cuenta con una gama muy envejecida (los Challenger, Charger, Durango, Grand Caravan y Journey tienen todos más de diez años de antigüedad), todavía sigue siendo apreciada en su mercado natal.
A lo largo de los años, Dodge se ha convertido en la principal defensora de los «muscle cars», un tipo de vehículo de altas prestaciones que nació en Estados Unidos en los años 60 y que a duras penas ha perdurado hasta nuestros días. Dodge ha sido una de las pocas marcas capaces de reinterpretar la esencia de aquellas añoradas máquinas devoradoras de rectas, como demuestra el éxito de los Challenger y Charger.
Sin embargo, en Dodge son conscientes de que los tiempos de los deportivos sedientos de gasolina ya han pasado: de acuerdo con un informe, Stellantis se encuentra trabajando en el desarrollo de modelos eléctricos para sus marcas estadounidenses, que con la excepción de Jeep llevan años sedientas de novedades.
A corto plazo las antiguas marcas de FCA recibirán una completa alineación de eléctricos e híbridos enchufables, algo que será posible gracias al uso de las plataformas modulares comunes del Stellantis. Tim Kuniskis, director ejecutivo de Dodge, ya confirmó en su momento que la electrificación será la salvación de los «muscle cars» de la marca.
«1972 fue el comienzo del fin de la Edad de Oro de los ‘muscle cars’. Se fueron por […] los nuevos estándares de emisiones. Estoy muy emocionado con el futuro de la electrificación porque creo que es lo que nos va a permitir no caer por el precipicio». Los rumores apuntan a que los próximos Challenger y Charger podrían hacer uso de la plataforma STLA Large, que se presentará a mediados de 2023 y que contará desde el principio con una derivada 100% eléctrica.
Fuente | Electrive
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