La batería de un coche eléctrico consume muchas menos materias primas que un motor de combustión
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Publicado: 02/03/2021 11:05
Una de las principales preocupaciones de los críticos con el coche eléctrico es la dependencia de materiales como el litio, el níquel o el cobalto. Componentes fundamentales para la mayor parte de las baterías que según un estudio de la organización Transport & Environment (T&E) es menor que las materias primas usadas por un vehículo con motor diésel o gasolina. Una tendencia que incluso se acentuará más con la aplicación de la legislación que obligará al reciclaje de los componentes que forman los packs para reutilizarlos en nuevos modelos.
Según el estudio, teniendo en cuenta el reciclaje, el peso de la gasolina o el diésel que se quema durante la vida media de un vehículo con motor de combustión es de 300 a 400 veces más que la cantidad total de materiales de las baterías que no se podrán recuperar durante el reciclado, y que serían según el estudio son apenas 30 kilos. Durante su vida útil, un automóvil con motor de combustión medio quema cerca de 17.000 litros de gasolina, lo que equivaldría a una pila de barriles de petróleo de 90 metros de altura.
La cuestión es que al igual que sucede con la producción eléctrica, cada vez más limpia gracias a la expansión de las energías renovables, en el caso de la producción de baterías estas serán también cada vez menos dependientes de la importación de materiales gracias al desarrollo de la tecnología de reciclaje.
Según T&E, durante la próxima década la cantidad de cobalto necesario para alimentar la producción de baterías en Europa se reducirá más de un 75%, mientras que el níquel se rebajará una quinta parte.
Según el análisis, para 2035 más de un 20% del litio requerido para la producción de baterías y el 65% del cobalto podrían provenir de procesos de reciclaje. T&E declaró que las cuotas de reciclaje previstas en un proyecto de ley por la Comisión de la UE reducirán significativamente la necesidad de importar nuevos materiales.
Otro aspecto que permitirá reducir la dependencia exterior de Europa será la fuerte expansión en la producción propia de baterías. Se estima que hay en marcha la construcción de unas 22 gigafábricas que se irán poniendo en marcha de forma paulatina entre 2020 y 2030. Algo que se traducirá en una producción estimada de 460 GWh al año para 2025. Una cantidad suficiente para alimentar una producción de unos 8 millones de coches eléctricos y que debería permitir una autosuficiencia de Europa en este aspecto, e incluso utilizar una buena parte para alimentar los modelos destinados a la exportación a otros mercados.
Según Lucien Mathieu, analista de transporte y movilidad eléctrica de T&E. “Esa es una gran diferencia con la situación actual, en la que la flota de automóviles de Europa depende casi por completo de las importaciones de petróleo. Con el aumento de la eficiencia y el reciclaje de las baterías, Europa dependerá mucho menos de las importaciones de materias primas que en el caso del petróleo”.
Otro beneficio al que sumar también a la reducción de emisiones contaminantes y el menor coste operativo de las flotas, que se traducirá cuando los precios de los vehículos sean igual o más económicos que los de combustión, más dinero en los bolsillos de los europeos y mayor industrialización interior en sectores relacionados como el propio reciclado de baterías, la instalación de energías renovables, instalación y mantenimiento de las redes de recarga…y un largo etc.
Un estudio que como suele ser habitual se deja en el tintero algunos apartados que podrían completar más la situación, por ejemplo los residuos del sistema de producción eléctrica, pero que pone sobre la mesa una realidad fundamental y es el papel crítico que tienen que jugar las administraciones públicas a la hora de desarrollar un ambicioso marco legislativo que siente las bases desde el principio a la cuestión del reciclaje de los componentes que forman la batería.
Una forma de evitar crear primero el problema y luego correr para buscar una solución que como vemos no será fácil ni barata, ni tampoco rápida. Y es que desarrollar una industria dedicada a la recuperación de forma eficiente y sostenible de los materiales que forman las baterías requerirá un gran esfuerzo que tendrá que tiene que ponerse en marcha ya mismo para evitar el desperdicio de materiales muy valiosos, y sobre todo la creación de un monstruo en forma de residuos que terminen como es habitual en otros mercados donde no se les de el tratamiento adecuado y terminen por afectar el ecosistema y la salud de las personas.
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Fuente | T&E