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Con los reactores nucleares de doble flujo se podrá producir hidrógeno masivamente y a la mitad de coste que hoy día

Una de las pegas recurrentes del hidrógeno es el coste de producirlo, es decir, de obtenerlo a partir del agua o de cualquier hidrocarburo, lo cual requiere mucha energía sí o sí. ¿Qué pasaría si pudiésemos obtener hidrógeno en enormes cantidades y sin hacer daño al medio ambiente? La respuesta no se veía venir: con reactores nucleares de doble flujo.

Esta tecnología es muy prometedora en el papel, pero todavía no ha demostrado su utilidad en el mundo real. Aparentemente, todo son ventajas. Este diseño combina dos circuitos en un núcleo de fisión nuclear, por un lado tenemos un circuito de combustible fisible, y por otro lado un refrigerante poco común, plomo líquido. Este material se convierte en líquido a 327,4 ºC, y el núcleo puede llegar a los 1.000 ºC, por encima de los reactores de fisión que se usan actualmente.

El plomo líquido se circula hasta un intercambiador de calor, donde agua o dióxido de carbono retiran el calor y hacen mover una turbina. El plomo enfriado se recircula con una bomba de nuevo al núcleo. Además, es un diseño con medidas redundantes de seguridad. En el caso de que fallase la refrigeración, un fusible retorna el combustible nuclear a un depósito, donde cesa la reacción en cadena.

Por otro lado, los reactores nucleares de doble flujo se diseñan para ir enterrados, tanto para protegerlos de los desastres naturales como de otras amenazas de superficie como ataques terroristas, misiles o bombardeos. Los inventores de esta tecnología, que ya está patentada, argumentan que es el diseño más seguro de central nuclear, y que las propias leyes de la naturaleza impiden cualquier posible accidente.

Otro aspecto interesante de esta tecnología es el extremo aprovechamiento del combustible nuclear. Para empezar, el reactor de doble flujo puede funcionar con residuos nucleares existentes que, tras ser procesados, recuperan material fisible. Tras haber cumplido su vida útil en el reactor la radioactividad de los residuos tiene una vida relativamente corta, unos 300 años, ni miles ni millones de años. Funciona también con uranio natural y con torio.

Por otra parte, combustible nuclear sobra, hay unas 250.000 toneladas de residuos nucleares almacenados en la actualidad. Estos factores combinados tienen como resultado una producción de electricidad estable, segura, predecible y de muy bajo impacto ambiental. Literalmente, los residuos nucleares -cesio, yodo, bario, estroncio, rutenio y rodio- se pueden reutilizar y reducir drásticamente su radioactividad y peligrosidad para el futuro. Potencialmente, es una fuente de energía inagotable.

Esquema de una planta nuclear de 300 MW con reactor de doble flujo

Hoy día, la empresa germanocanadiense Dual Fluid Energy Inc. ostenta la patente. A finales de esta década confían en tener un prototipo del reactor de doble flujo DF300, es decir, de 300 megavatios de potencia. Poco después podría empezar a producirse a nivel comercial. Cada DF300 tiene teóricamente la capacidad de alimentar a 500.000 hogares y su combustible nuclear solo hay que reponerlo cada 25 años -la vida útil de un molino eólico o placas solares-.

La eficiencia del reactor DF300 es de 8 a 10 veces superior comparándose con reactores nucleares de agua ligera o LWR. La empresa tiene otro diseño planificado de más potencia, DF1500, de 1.500 MW de potencia. Según sus creadores, el reactor nuclear de doble flujo es el sistema de generación de energía más eficiente inventado por el ser humano. En definitiva, la producción de hidrógeno dejará de tener un problema de eficiencia.

Este tipo de avances, de ser exitosos, pueden contribuir a la revolución verde de producción energética de este siglo. Además de las «tradicionales» eólica, fotovoltaica, maremotriz o hidroeléctrica, la energía geotérmica con tecnología de Quaise Energy promete beneficios similares, solo que con una producción cero de residuos. Al final, el éxito de una u otra tecnología dependerá fundamentalmente del coste de cada unidad de energía producida.

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