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Científicos ex MIT reinventan la energía geotérmica, habrá para todos y a un coste de risa en 2028

Una de las fuentes de energía renovable más infrautilizadas es la geotérmica, la que aprovecha el calor del interior del planeta para producir electricidad al generar vapor que mueva turbinas. Salvo Islandia, donse han tenido facilidad para acceder a este recurso, no es ampliamente utilizada, pero podrían solucionarse de golpe varios problemas a la vez: intermitencia de generación, costes y amortizaciones, espacio físico para huertos solares y molinos, residuos nucleares, etc.

Pero el principal problema para generar energía de esta forma es lograr llegar a la profundidad adecuada. La Unión Soviética trató de alcanzar profundidades de perforación más allá de los 10 km, y se rindieron después de 12,26 km en Kola, que ya es lo más profundo a lo que se ha logrado llegar con medios artificiales. Digamos, básicamente, que no tenían la broca adecuada para seguir haciendo el agujero.

Aquí es donde entra en juego Quaise Energy, una empresa fundada por ingenieros provenientes del Instituto Tecnológico de Massachussets, como Matthew Houde y Carlos Araque. Han diseñado un taladro por ondas milimétricas que -en principio- puede perforar cualquier tipo de roca. Esto permitiría acceder a profundidades de 3-20 kilómetros para alcanzar capas profundas de la corteza terrestre, donde hay fácilmente 500-700 ºC. Luego solo hay que hacer un segundo agujero. Uno introduce agua, otro recoge el vapor.

El principio de funcionamiento del taladro no es muy convencional. Con un derivado de un aparato de tubos de vacío se genera un flujo de electrones que se amplifican en una cavidad hueca de resonancia. Estos electrones son acelerados mediante campos magnéticos para alcanzas velocidades relativistas (cercanas a la de la luz), por lo que las microondas se vuelven muy energéticas. Tal es esa cantidad, que derriten la roca y la vaporizan.

Para redondear la jugada, Quaise propone aprovechar las plantas térmicas existentes y dirigir ese vapor hacia sus turbinas para generar electricidad de forma constante, predecible e ilimitadamente, sin necesidad de hacer grandes inversiones en infraestructuras. Aunque se perforase el planeta masivamente para obtener este calor, sigue sobrando por todas partes, así que el suministro energético de la humanidad quedaría asegurado por siglos.

De lograrse implementar este enfoque, Quaise dice que se generarían muchos empleos y oportunidades para cualquier nación del mundo. La parte que no comentan es que la industria petroquímica, de aerogeneradores, nuclear o fotovoltaica podrían hundirse en todo lo referente a grandes pedidos. En teoría, el coste de generación sería ridículo, por lo que el recibo energético se haría mucho más accesible (y otros tantos se irán a pique, pero eso es otro tema). Una reciente inyección de 40 millones de dólares les permitirá seguir adelante, y en total han recopilado 63 millones en financiación.

Central térmica de As Pontes

Las centrales térmicas volverían a tener un mínimo de utilidad, si es que sobreviven el tiempo suficiente hasta que esta tecnología esté fácilmente disponible. Emplazamientos como el de As Pontes volverían a ser motores locales de generación de empleo y riqueza, solo que sin emitir ni un gramo de CO2 ni generar más residuos de los que implique hacer los agujeros en la corteza terrestre.

Si la demostración de su taladro es exitosa en 2024, no quiero ni imaginar al precio al que pueden llegar sus acciones cuando salgan a bolsa…

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