Hace 14 años arrancaban las obras en las montañas de Suiza de una gigantesca instalación destinada a la producción de electricidad. Nant de Drance. Un monumental sistema de bombeo hidráulico reversible que se ha colocado como una alternativa para estabilizar la red eléctrica y cuya influencia va más allá de las fronteras del país centroeuropeo y que ya está funcionando. Justo a tiempo.
Y es que la crisis energética de Europa hace que la entrada en acción de nuevas instalaciones permita poner un clavo más en el ataúd de la dependencia energética de los combustibles fósiles. Un aspecto donde las renovables jugarán un papel clave, pero también los sistemas que ayudarán a regular su intermitencia como es el caso de la gran «batería de agua» de Suiza.
Pero ¿Qué es una central de bombeo hidráulico reversible?
Estación de bombeo, o como lo llaman muchos «batería de agua» es un tipo de almacenamiento de energía hidroeléctrica. La instalación está formada por dos grandes balsas de agua situadas a diferentes alturas. Esta puede almacenar el exceso de electricidad de las renovables, por ejemplo por las noches, para bombear agua desde el embalse inferior hasta el superior, «cargando» de esa forma la batería. De esa forma se aprovechan los excedentes, y además se logra hacerlo de una forma económica y sin afectar al consumo durante las horas pico.
Cuando se necesita electricidad, la dirección del agua se invierte y de esa forma el flujo de agua vuelve a bajar y con su fuerza hace girar una turbina que genera electricidad.
La central eléctrica suiza, construida por la empresa Nant de Drance, se ha puesto en funcionamiento el pasado 1 de julio y consta de seis turbinas de bombeo y una potencia total de 900 MW, una capacidad de almacenamiento de 20 millones de kWh, suficiente para alimentar hasta 900.000 hogares, y que permitirá estabilizar la red eléctrica no solo de Suiza, sino que gracias a las interconexiones también ayudará a la red europea.
Según sus promotores, las interconexiones eléctricas europeas permitirá por ejemplo que el sistema de bombeo aproveche los excedentes de producción de parques eólicos en Alemania o Dinamarca, para subir el agua hasta el embalse superior, y posteriormente poder devolver la energía a la red cuando sea necesario.
Esto supondrá por ejemplo, que durante períodos de alta demanda, como la que se produce durante las olas de calor o en los meses de mayor frío del invierno, la batería puede reducir la probabilidad de una sobrecarga de la red bombeando durante las horas de mayor demanda, para cargarse en las que menos carga tenga la red.
Además una de las diferencias con los embalses hidroeléctricos tradicionales es que el agua que se utiliza es siempre la misma. Según los responsables del proyecto, la eficiencia es superior al 80%: esto quiere decir que por cada kWh de electricidad que se utiliza para bombear el agua corriente arriba, se inyecta 0,8 kWh a la red.
La instalación ha ido creciendo con el paso de los años y la demanda de energía. Recientemente se ha elevado otros 20 metros, para adaptarse a la entrada en acción de la producción de renovables.
El corazón del sistema es un grupo de turbinas que se esconden en un gigantesco hueco excavado en la montaña. Un espacio de 200 metros de largo y 32 metros de ancho dentro de la montaña donde se sitúan las turbinas que se encargan de generar la energía con el paso del agua.
Una enorme «batería» que estiman cuenta con una capacidad similar a la que se lograrían con 400.000 baterías de coches eléctricos, y que ofrece energía limpia y de forma segura como complemento a las energías renovables, y como alternativa también a los sistemas de respaldo por carbón y gas, pero también como alternativa a la nuclear a la que esperan poder reemplazar de forma paulatina.