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Aragón se convertirá en la gran pila de España con cuatro grandes proyectos de bombeo hidráulico y 3.300 MW

En los últimos meses estamos siendo testigos de como el precio del MWh ha pasado de ser un dato desconocido para el gran público, a ser tema de conversación diaria. Un elemento que ha impulsado el coste energético de Europa, impulsado por factores como el encarecimiento del gas. Un escenario donde el cambio en el mercado energético logrado por España y Portugal, y la apuesta por las energías renovables pueden ayudar a cambiar.

Para mitigar el impacto de los costes eléctricos se trabaja en cambios legislativos, pero también el impulso a grandes proyectos de energías renovables que permitan minimizar efectos como la intermitencia de la solar o la eólica.

Un aspecto donde el bombeo hidráulico puede jugar un papel calve y donde España y Portugal están apostando fuerte con una gigantesca inversión.

Bombeo hidráulico, la gran batería que necesita España

La empresa zaragozana Atalaya Generación ha confirmado los planes para levantar hasta cuatro plantas de bombeo en la región de Aragón, donde una vez completado se superan los 3.300 MW de potencia. Una cifra que supondría igualar el total de potencia de bombeo que tenía España en su conjunto en 2021.

Las instalaciones se repartirán entre las tres de la provincia de Teruel, localidades de Calanda, Palomar de Arroyos y Estercuel, y uno en Zaragoza, en Tauste, que sería la mayor de todas con 2.000 MW. Un gigantesco proyecto que tendrá un presupuesto de 3.500 millones de euros y que ya están en manos del Ministerio para la Transición Ecológica.

Ahora se abre el proceso burocrático y de los estudios de impacto ambiental, que si todo marcha como está previsto permitirá comenzar las obras en 2024, y que estarán completas en 2026. 

Según informa la empresa, se construirá una una balsa en una zona superior y otra a un nivel inferior, que en los proyectos de Estercuel y Palomar se haría aprovechando los lagos artificiales creados en la restauración de antiguas minas de carbón. Ninguno de los dos almacenamientos sería un embalse en un cauce permanente de agua, por lo que tras el período de llenado se operaría en ciclo cerrado.

También incluyen una infraestructura hidráulica para captar el agua necesaria para reponer las pérdidas por evaporación en las balsas, un pozo para el salto de agua, chimeneas de equilibrio, tuberías de conexión y la central hidroeléctrica reversible. Esta instalación permite bombear agua de la balsa inferior al depósito superior cuando el precio de la electricidad es más barato (por las noches) y turbinar en las horas punta dejando caer el agua por gravedad. El circuito actuaría como un gran almacén energético que permitiría gestionar energía renovable y salvar la intermitencia de las tecnologías solar y eólica.

Desde la empresa se ha indicado que se trata de la mejor opción para la gestión de las renovables con un tipo de instalaciones que hará posible conseguir la independencia energética de España al permitir sustituir a los ciclos combinados de gas. Algo que además tendrá su impacto en un coste energético mucho menor.

Un proyecto que marchará paralelo con las obras que Iberdrola está realizando en el rio Tamega, Portugal, donde prepara una gran instalación que una vez rematada aportará otros 1.158 MW al sistema ibérico de energía que pasará de los 3.000 MW en 2021, a los más de 7.000 MW en apenas cuatro años, lo que supondría igualar la potencia instalada de la nuclear en nuestro país.

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