Alemania se unirá al proyecto H2Med junto a España, Francia y Portugal para la construcción de un corredor de hidrógeno verde que conecte la península ibérica con el corazón de Europa. Esta importante noticia ha sido confirmada por Teresa Ribera, vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.
En plena crisis energética, este movimiento permitirá reforzar la independencia del viejo continente, que se ha visto muy afectado por el cese de suministro de gas ruso a raíz de la guerra de Ucrania. Además, reitera la apuesta de la Unión Europea por la descarbonización y respalda la posición de España como potencia en hidrógeno verde.
«El empleo del hidrógeno renovable puede aportar soluciones importantes, pero también innovación, creación de empleo y cadena de valor industrial en una economía como la española, en el sur de Europa, donde hay mucho que aportar al resto de la UE», afirma Ribera, cuyo Ministerio destaca la visión «profundamente europeísta» del proyecto.
H2Med estará en funcionamiento en 2030 y debería ser capaz de transportar 2 millones de toneladas de hidrógeno verde al año desde nuestro país; es decir, aproximadamente el 10% del total consumido por la Unión Europea. El Ministerio estima que para 2050 el 20% de toda la energía utilizada en Europa será hidrógeno de origen renovable.
Las asociaciones ecologistas, muy críticas con el proyecto
El pasado mes de diciembre, cuando Enagás y otros operadores de Francia y Portugal solicitaron a la Comisión Europea que H2Med fuera considerado Proyecto de Interés Comunitario, diversos operadores de Alemania manifestaron su deseo de convertir el corredor en la columna vertebral del suministro de hidrógeno renovable para Europa.
Sin embargo, también existen algunas voces críticas. La iniciativa «Gas No Es Solución», formada por más de 30 asociaciones ambientalistas (Ecologistas en Acción, Fundación Renovables, Greenpeace, Transport & Environment…), recientemente hizo público un comunicado en el que rechaza este proyecto debido a la baja eficiencia energética del hidrógeno, pues su producción y transporte supone perder hasta el 80% de la energía renovable utilizada.
«Su utilización debe reservarse para casos concretos en los que sería inviable utilizar otro tipo de energía renovable, especialmente para sustituir el uso del hidrógeno como materia prima en determinados procesos industriales, así como en aquellos que requieren de altas temperaturas que no tienen por el momento otras opciones de descarbonización».
Según Ecologistas en Acción, «la inversión pública estaría mejor empleada en medidas cuyo funcionamiento ya ha sido comprobado como lo es la electrificación, la apuesta por proyectos renovables con participación ciudadana, el autoconsumo, las comunidades energéticas y mejoras en la eficiencia energética de los hogares».
