Algunas cosas que debes saber antes de comprarte un coche eléctrico
La compra de un coche eléctrico no es solo un cambio de modelo, sino un cambio profundo y radical en la forma en la que nos movemos. Además de la reducción de emisiones, una conducción más divertida y económica, también tiene otros componentes como la necesidad de planificar los viajes y otros aspectos que aunque evidentes para muchos, son desconocidos para los más nuevos.
Cada vez más personas eligen dar el salto al coche eléctrico a la hora de sustituir su coche de combustión, lo que implica importantes transformaciones en la forma de concebir nuestra movilidad. Desde la conducción hasta la recarga, pasando por determinadas particularidades propias del coche eléctrico, que provocan que haya cambios muy profundos en la forma en la que nos movemos y que en muchos casos pueden ser cambios mucho más profundos de lo que algunos esperaban.
Recargar diariamente
A diferencia de un coche con motor de combustión, el coche eléctrico puede y habitualmente, debe ser recargado a diario. Los tiempos de carga son más largos que los repostajes, incluso cuando hablamos de carga rápida pública, pero mucho más cuando es una carga doméstica.
Es por eso que es importante cambiar el chip en este aspecto y tener la constancia de cargar el coche todos los días que sea posible, para de esa manera mantener el nivel de carga dentro de un rango óptimo que reduzca las posibilidades de quedarnos sin la carga suficiente para alcanzar nuestro destino, y sobre todo, lo más habitual, el tener que perder tiempo realizando una recarga urgente.
Otro aspecto que muchos desconocen es que cargar un coche eléctrico es mucho más sencillo de lo que esperaban. Es más parecido a cargar el móvil que a repostar un coche con motor de combustión. Lo enchufamos al llegar a casa, y listo. Por la mañana lo encontraremos de nuevo cargado. Un proceso de carga que indudablemente es más largo que el repostaje en una gasolinera, pero una acción que para el propietario de un coche eléctrico se puede completar en su casa, y sin perder apenas ni un segundo.
Los límites de carga no son tan importantes
Entre las ideas que hay en la mente de muchos usuarios está el mantra de que la batería debe mantenerse en todo momento dentro del arco de entre el 20 y el 80%. En caso contrario se piensa que dicha batería perderá buena parte de su vida útil.
Pero la realidad es que esto es un concepto que solamente se refiere a su mantenimiento a largo plazo. No debemos dejar la carga por encima del 80% ni por debajo del 20% durante demasiado tiempo antes de darle uso. Sin embargo, en el uso diario, puedes recargar tu coche de forma segura a más del 80%, o incluso bajar la batería por debajo del 20%, si vas a cargar el coche en un periodo breve de tiempo.
Incluso hay químicas, como las baterías de litio-ferrofosfato (LFP) que recomiendan de vez en cuando hacer una carga al 100%, y que son más resistentes a la hora de mantener esa cifra durante periodos más largos que las de níquel.
Eso si, cargar al 100% también tiene otras consecuencias, y estas tienen que ver con la conducción. Y es que una de las cosas a las que nos acostumbramos rápidamente a la hora de conducir un coche eléctrico, es sacar partido a la frenada regenerativa.
Esta nos permite reducir la dependencia del pedal del freno, realizando el motor parte del trabajo de frenada al levantar el pie del acelerador. Pero con la carga al 100%, esta no entra en acción, lo que provoca que el coche mantenga su inercia al dejar de acelerar. Algo que puede ser extraño y sorprendente las primeras veces que nos sucede.
Pero no solo es cuando cargamos hasta los topes la batería. También en los meses más fríos podemos sufrir este efecto. Algo que se debe a la baja temperatura de la batería, que supondrá que tendremos que recorrer unos kilómetros antes de que la regenerativa se ponga en marcha.
La conclusión en estos dos últimos aspectos es que lo ideal es reservar la carga al 100% solamente en ocasiones en las que sea imprescindible, como cuando vamos a realizar un gran desplazamiento durante nuestras vacaciones.
La carga rápida pública
Una de las cuestiones que más sorprende a los nuevos usuarios, es que la carga rápida pública en muchos casos, es demasiado rápida.
Y es que las paradas de 15 o 20 minutos de los puntos de más de 100 kW, y con los modelos que acepten estas potencias, provoca que en muchos casos el coche esté listo para continuar su trayecto antes de que lo estén los usuarios.
Por ejemplo, si vamos a parar a comer, la media hora que puede tardar el coche en lograr recuperar la suficiente carga para continuar nuestro viaje será insuficiente para llegar al restaurante, pedir, que llegue la comida y comer. Algo que nos obligará a levantarnos de la mesa y mover el coche para dejar el espacio libre una vez terminada la carga.
Esto se traduce en que en un viaje largo, con un coche eléctrico medio, tendremos que parar unos 20 o 25 minutos cada dos o tres horas de viaje. Y no siempre el fácil convencer a todos los viajeros para regresar al coche para cuando el proceso de carga ha terminado.
Cargar fuera de casa es caro
La carga doméstica de un coche eléctrico puede ser muy barata. Según los datos de la OCU, el precio medio de la tarifa PVPC durante el pasado mes de julio ha sido de 0,14869 euros/kWh. Esto quiere decir que un coche con un consumo medio real de 17 kWh a los 100 km, tendrá un coste de apenas 2,5 euros los 100 km cuando cargamos en casa. Cifra que podemos comparar con los 9 euros a los 100 km que cuesta un coche gasolina medio.
Sin embargo, cuando tenemos que viajar, la factura suele ser mucho más alta. Unos precios que se dispararon el pasado año por culpa de la crisis energética, que aumentaron de forma sustancial los precios de la electricidad, y que todavía no han recuperado sus cifras a pesar de las recientes bajadas.
Tesla es la que más barato nos permite movernos, siempre y cuando claro, tengas un Tesla. Desde 0.36 euros el kWh, lo que se traduce en unos 6 euros cada 100 kilómetros.
Para el resto, las tarifas son más caras, empezando por la propia red de Supercargadores de Tesla, que para las demás marcas tiene un coste desde 0.50 euros el kWh, u 8.5 euros cada 100 km. Por el otro lado, redes como IONITY, con sus 0.65 euros el kWh, suponen un mayor esfuerzo.
Cifras que los usuarios pueden rebajar con los sistemas de suscripción. Una fórmula cada vez más extendida que nos permite acceder a tarifas más económicas, a cambio de un abono mensual fijo. Por ejemplo, la propia res de Tesla ofrece una suscripción de 12.99 euros al mes, que permite a los vehículos de otras marcas acceder a los precios de los clientes de Tesla, entre 0.36 y 0.40 euros el kWh.
Una alternativa que tienen otras redes, como Zunder, que por 9.90 euros al mes nos permite rebajar los precios de la carga rápida de más de 50 kW de forma sustancial, pasando de los 0.60 a los 0.45 euros el kWh. Un 25% menos. Unas suscripciones que como hemos comprobado en nuestro reciente viaje por España, amortizaremos rápidamente.
Además, hay que recordar que salvo excepciones, lo normal es cargar en casa en el día a día, y usar las redes públicas de forma esporádica. Algo que diluye el mayor coste de la pública en la factura energética anual.
Planifica tus viajes
Sin duda, uno de los mayores cambios respecto a moverse en un coche con motor de combustión, es que antes de iniciar el viaje, hay que hacer una mínima planificación. Esto, por supuesto, dependerá de por dónde nos vayamos a mover, y el tipo de coche que tengamos.
No se trata sólo de llegar a nuestro destino, algo que cada vez es más fácil gracias a la expansión de las redes de carga y la cada vez mayor autonomía de los vehículos, sino que también se trata de llegar con suficiente margen en nuestra batería como para afrontar imprevistos. Aspectos como que el cargador en destino no funcione, o simplemente tener que regresar, para lo que necesitamos de nuevo contar con un elevado nivel de carga en la batería. Algo que hace necesario encontrar donde cargar a nuestra llegada.
Además, en la planificación veremos dónde están los puntos, pero también si están activos, qué operador es el propietario, el precio de la recarga…etc. De esa forma, antes de salir podremos hacer un estudio previo de la situación y con él, planificar nuestras paradas y lograr optimizar tiempo y recursos.
Para ello tenemos aplicaciones como ABRP o las que incluyen otras como Electromaps o la app de Zunder, que nos permiten diseñar una ruta, y saber cuánto tiempo tendremos que parar en cada estación.
Pero estas aplicaciones a pesar de su buen funcionamiento general, no son perfectas. No tienen en cuenta, por ejemplo, si una estación no está en funcionamiento, o si está ocupada para cuando lleguemos. Por lo tanto, son muy interesantes para hacer estimaciones, pero luego hay que prepararse para imprevistos.
Por ejemplo, planificando una llegada con la batería no por debajo del 15 o el 20%. Esto nos dará un margen de maniobra para llegar a otro punto cercano en caso de que el seleccionado no esté funcionando, o esté ocupado.
La conclusión es que tener un coche eléctrico es una experiencia que la mayoría de los propietarios califica de satisfactoria, aunque no exenta de ciertos aspectos a tener en cuenta. También que viajar el posible y cada vez más fácil, y aunque los tiempos siguen siendo más largos que los de un motor de combustión, la diferencia tampoco es como lo pintan los más críticos.