
¿Te da más miedo quedarte sin batería o no poder cargar tu coche eléctrico?
Expertos debaten en Berlín sobre el principal obstáculo para la adopción masiva del coche eléctrico: la «ansiedad de carga» causada por la complejidad y falta de transparencia en la infraestructura pública. Destacan la necesidad de una experiencia de usuario sencilla, precios claros y asequibles, y facilidades para la carga doméstica.

En los inicios de esta era moderna del coche eléctrico lo llamábamos «range anxiety» o el miedo que teníamos a quedarnos sin carga en nuestros desplazamientos con un coche eléctrico. Ahora, en algunas zonas el miedo se está centrando en la red de carga, que se expande, pero no siempre es accesible o efectiva. Es por eso que un grupo de expertos ha realizado un encuentro en Alemania donde se ha debatido que nos da más miedo actualmente, ¿quedarnos sin batería o volvernos locos intentando enchufarlo y pagar en un punto de carga público?
Pues parece que lo segundo se está convirtiendo en el nuevo quebradero de cabeza para muchos conductores en Europa, según se debatió en un reciente encuentro de expertos en Berlín. La autonomía de los coches eléctricos ya no es el principal problema gracias a su evolución y crecimiento, incluso en los segmentos de acceso. Ahora la lupa se está situando en la experiencia de carga en sí misma: ¿funcionará el punto? ¿Podré pagar fácilmente? ¿Será el precio una sorpresa desagradable?
La jefa de la empresa de carga ChargeHere, Sylvie Römer, lo dejó claro: la «ansiedad de carga» es real. Imagina llegar a un punto de carga recién inaugurado y dudar si enchufar el coche por miedo a equivocarte en el primer intento. Esta escena, según Römer, es un reflejo de lo poco accesible que resulta a veces el proceso de carga pública.

Por su parte, Christian Hahn, CEO de Hubject (una plataforma que conecta a los operadores de puntos de carga), coincide en que hay que simplificar la vida al usuario. Necesitamos una experiencia digital sencilla, ¡como usar el móvil! Aunque reconoce que se ha avanzado (ya se puede usar una única app para el 95% de los puntos), la maraña de operadores y sus diferentes sistemas de pago hacen que los precios sean poco transparentes.
Y precisamente el precio es un tema central. Römer critica que en Europa, especialmente en mercados como España, no haya un precio claro mostrado en la estación, algo impensable en una gasolinera. Hahn explica que, aunque hay normas sobre la información de precios, la realidad es que cada uno de los ¡1500! operadores de puntos de carga en Alemania tiene su propio sistema. Esto dificulta la estandarización.
Sin embargo, Hahn ve luz al final del túnel, con los primeros experimentos de tarifas planas y una futura «limpieza» del mercado, como pasó con las telecos. Eso sí, también advierte que muchas de las comisiones que se cobran son necesarias para que los operadores puedan seguir invirtiendo en más infraestructura, ya que la rentabilidad a veces no es la esperada.

Otro gran obstáculo es la falta de puntos de carga en los hogares, especialmente para el 65% de la gente en España, según los datos del portal inmobiliario Idealista, que vive en edificios comunitarios y no tiene posibilidad de contar con un punto en sus garajes, o directamente no tienen plaza.
Ambos expertos coinciden en que hay que facilitar la instalación de puntos de carga para inquilinos y comunidades de propietarios, con precios justos, procesos sencillos e integración con placas solares. Para Hahn, la clave está en pensar en la electrificación del hogar como un todo: placas solares, batería y punto de carga trabajando juntos para usar de forma inteligente la energía generada, sobre todo ahora que vender la energía solar a la red no siempre es rentable.
Para que todo esto funcione, no solo se necesitan soluciones técnicas, sino también normas claras y ayudas económicas que hagan atractiva la inversión en puntos de carga, no solo en grandes estaciones, sino también en edificios residenciales.

Mirando al futuro, ambos ven la digitalización como una gran oportunidad. El «Plug & Charge», que permite iniciar la carga simplemente enchufando el coche sin necesidad de apps o tarjetas, es un gran avance. Hahn señala que ya hay millones de coches en Europa con esta tecnología y que las nuevas normas de la Unión Europea obligarán a que casi todos los puntos de carga públicos y semipúblicos lo implementen en los próximos seis meses.
Al final del debate, cuando se les preguntó por la clave para acelerar el despliegue de la infraestructura, Römer fue clara: «Precio asequible». Para que la movilidad eléctrica sea para todos, los costes de carga y electricidad no pueden ser un impedimento, especialmente para las personas con menos recursos.
Hahn añadió: «Precio asequible, pero también independencia». Recordó la enorme cantidad de dinero que Europa gasta en importar combustibles fósiles. Si de verdad queremos dejar atrás los combustibles contaminantes, la inversión en movilidad eléctrica debe ser firme y decidida.
La conclusión es clara: construir una buena red de carga no es solo cuestión de poner puntos, sino de hacer la vida fácil al usuario, ofrecer precios justos, usar la tecnología a nuestro favor y tener un marco legal que impulse la inversión. Solo así la «ansiedad de carga» se convertirá en confianza y la movilidad eléctrica será una opción real para todos.
Fuente | Automasterminds