
El sistema de conducción autónoma de Tesla se enfrenta a la temible rotonda del Arco del Triunfo de París
El sistema de conducción autónoma de Tesla ha demostrado un elevado nivel de rendimiento al enfrentarse a una de las pruebas definitivas en Europa, la Rotonda de la Place de l’Étoile, en París, donde hasta 12 avenidas confluyen en un caos total.

Tesla ha iniciado la fase de pruebas de su sistema Full Self-Driving Supervisado (FSD) en el contexto europeo, anticipando su inminente despliegue comercial. Tras la demostración en las complejas calles de Ámsterdam, la compañía ha publicado un nuevo análisis operativo en un entorno significativamente más complejo: la rotonda del Arco de Triunfo de París, un verdadero infierno.
La Place de l’Étoile, se caracteriza por una configuración radial de doce avenidas convergentes y una elevada densidad de tráfico, y representa un desafío sustancial para cualquier sistema de conducción, ya sea humano o autónomo.
El video publicado documenta la respuesta del FSD ante esta complejidad vial, mostrando la interacción con el resto de vehículos, tanto de dos como de cuatro ruedas, la eficiencia en la navegación dentro de la rotonda, la comunicación implícita con otros usuarios y la estabilidad del trayecto percibida por los ocupantes.
Estos ensayos se ejecutan en un Tesla Model 3 de producción. La diferenciación radica en la versión del software, correspondiente a una versión más avanzada de prueba todavía en la fase de desarrollo. Pero el hardware ya está ahí.
A diferencia de otros grupos, la arquitectura de conducción autónoma de Tesla se fundamenta en un enfoque puramente visual, sustentado por redes neuronales de extremo a extremo (end-to-end) entrenadas con un sistema masivo de datos del mundo real.
La omisión de sensores basados en tecnología LiDAR y cartografía de alta definición es una apuesta de Tesla para lograr una mayor escalabilidad y la reducción de costes. Una estrategia que se basa en la idea de replicar el sistema de percepción humana, predominantemente visual, complementada por un procesamiento computacional de alta capacidad.
Los datos de telemetría agregados de la flota global de vehículos Tesla, que supera los siete millones de unidades, constituyen la base para el entrenamiento del FSD. La compañía reporta un volumen de datos equivalente a 5.79 mil millones de kilómetros recorridos con el sistema activado (inicialmente en fase Beta y actualmente en modo Supervisado), con 3.48 mil millones de kilómetros acumulados solo en 2024.
Los datos que Tesla presenta sobre la mejora de la seguridad con el uso del Autopilot son, sin duda, relevantes. Afirmar una reducción de diez veces en la probabilidad de accidentes en el primer trimestre de 2025 para conductores que utilizan esta tecnología es un argumento de peso. Sin embargo, es vital analizar estos datos con lupa. ¿En qué condiciones se utiliza el Autopilot? ¿En qué tipo de vías? ¿Cuál es el comportamiento de los conductores que confían en esta asistencia? La correlación no siempre implica causalidad.
Un vídeo algo más largo:
La verdadera prueba de fuego para el FSD (Supervisado) en Europa será su implementación real para los clientes y la reacción de estos en el día a día. La aprobación regulatoria es otro escollo importante que Tesla aún debe superar. Mientras tanto, las demostraciones espectaculares en entornos desafiantes como la Place de l’Étoile sirven como una potente herramienta de marketing, generando expectación y reforzando la narrativa de un futuro autónomo inminente.
Sin embargo, la cautela sigue siendo la mejor consejera. Ver un coche desenvolverse aparentemente sin problemas en una rotonda caótica es impresionante, pero no deja de ser una «toma buena» que puede haya necesitado otras malas para lograr el resultado final. Hará falta pruebas independientes para hacer tocar las campanas.
Pero es innegable que vamos camino a una conducción autónoma total, y Tesla está en la carrera con un sistema más sencillo y económico, lo que le puede dar ventaja frente a unos rivales que usan tecnología más cara, y muchas veces propiedad de terceras empresas de las que dependerán a medio y largo plazo.