El dióxido de carbono es un gas de efecto invernadero que se ha convertido en protagonista medioambiental del planeta durante las últimas décadas. Además, ha provocado una revolución en la industria del automóvil y en cómo entiende la sociedad el transporte.
La descarbonización del planeta, el impulso de las energías renovables y la instauración de los vehículos eléctricos tienen un objetivo común: reducir las emisiones de CO2. En ello tiene mucho que decir la industria automotriz, una de las principales emisoras de este gas de efecto invernadero.
Qué es el dióxido de carbono
El dióxido de carbono (CO2) es un gas incoloro, inodoro e insípido compuesto por un átomo de carbono y dos de oxígeno en enlaces covalentes, que forma parte de la atmósfera terrestre.
Hablamos de un gas liberado durante la respiración de los seres vivos y que es utilizado por las plantas durante la fotosíntesis. También es un subproducto de la quema de combustibles fósiles y es considerado uno de los principales gases de efecto invernadero responsables del cambio climático.
Qué genera dióxido de carbono
El dióxido de carbono (CO2) puede ser generado por una variedad de procesos naturales y humanos, incluyendo:
- Respiración de los seres vivos: los humanos, animales y otros organismos liberan CO2 a través de su respiración.
- Fuegos forestales y volcanes: los incendios forestales y las erupciones volcánicas pueden liberar grandes cantidades de CO2.
- Descomposición de materia orgánica: la descomposición de los restos de plantas y animales muertos también contribuye a la emisión de CO2.
- Quema de combustibles fósiles: la quema de combustibles fósiles como el petróleo, el gas y el carbón para la generación de energía y la movilidad es una de las principales fuentes de emisiones de CO2.
- Procesos industriales: muchos procesos industriales, como la fabricación de cemento, también pueden liberar CO2.
¿El dióxido de carbono es dañino para la salud?
El dióxido de carbono en sí mismo no es tóxico ni dañino para la salud en concentraciones normales de la atmósfera.
Sin embargo, cuando se acumula en concentraciones muy elevadas en ambientes cerrados, puede ser perjudicial. El CO2 puede disminuir la cantidad de oxígeno disponible en el aire y, por lo tanto, puede causar problemas respiratorios.
Además, las concentraciones elevadas de CO2 pueden afectar la capacidad de los seres humanos para tomar decisiones y pensar con claridad, lo que puede tener implicaciones importantes en entornos laborales, como minas subterráneas y submarinos.
¿El dióxido de carbono es lo mismo que el anhídrido carbónico?
Sí, el dióxido de carbono y el anhídrido carbónico son términos que se refieren a la misma sustancia química: CO2. El término «dióxido de carbono» se refiere a la combinación de dos átomos de oxígeno y un átomo de carbono.
Mientras que el término «anhídrido carbónico» se refiere a un compuesto químico que se forma cuando se quema carbono o al combinar ácido carbónico (H2CO3) con una base fuerte. Ambas denominaciones se refieren a la misma sustancia.
¿Qué proporción de CO2 hay en la atmósfera?
La concentración de dióxido de carbono en la atmósfera terrestre es de aproximadamente 0,04% (400 ppm o partes por millón) en volumen.
Sin embargo, esta concentración ha aumentado significativamente en las últimas décadas debido a la quema de combustibles fósiles y la deforestación, entre otros factores humanos.
En los últimos 800.000 años, la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera ha fluctuado entre las 170 y 330 partes por millón, pero desde los últimos 170 años, y de forma enormemente acelerada en las tres últimas décadas, se ha disparado hasta unos valores que alcanzan en la actualidad 415 partes por millón, según datos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
¿Qué es el efecto invernadero?
El efecto invernadero es un fenómeno natural que mantiene la Tierra con temperaturas adecuadas para la vida. De hecho, sin este efecto, el planeta sería un enorme bloque de hielo.
El proceso consiste en que este tipo de gases absorbe parte de la radiación solar que atraviesa la atmósfera, calentando tanto la superficie del planeta como los niveles bajos de la atmósfera. Así, evita que ese calor rebote y salga hacia el exterior.
Sin embargo, dicho efecto invernadero se ha desequilibrado por las actividades humanas que aumentan las emisiones de gases de efecto invernadero. Esto ha resultado en el calentamiento global y pone en peligro la sostenibilidad planetaria.
Qué relación tiene el CO2 con los coches
La quema de combustibles fósiles en los vehículos es una de las principales fuentes de emisiones de dióxido de carbono en el mundo. Cada vez que se conduce un automóvil dotado de motor de combustión, sus tubos de escape emiten CO2 y otros gases contaminantes, que contribuyen a la acumulación de gases de efecto invernadero en la atmósfera.
Además, la demanda de vehículos a motor y la necesidad de desplazarse en ellos en todo el mundo ha llevado a un aumento en la producción de combustibles fósiles y, por lo tanto, a un aumento en las emisiones de CO2 asociadas.
Todo ello ha propiciado que la reducción de las emisiones de CO2 de los vehículos se haya convertido en una parte importante de la estrategia global para combatir el cambio climático.
Esto incluye la adopción de tecnologías más eficientes en términos de energía y la transición hacia fuentes de energía más sostenibles, como los vehículos eléctricos, la energía solar o la eólica.
Además, la adopción de procesos energéticamente más eficientes en la fabricación y el uso de vehículos, así como la mejora de la infraestructura de transporte, también pueden ayudar a reducir las emisiones de CO2.
¿Qué sistemas tienen los coches para reducir las emisiones de CO2?
Los vehículos con motor de combustión incorporan varios mecanismos diseñados para reducir las emisiones de dióxido de carbono y otros gases contaminantes.
Algunos de estos sistemas son:
- Motores más eficientes: los motores más modernos, como los motores híbridos y los motores de gasolina de baja emisión, son más eficientes en términos de energía y producen menos emisiones de CO2.
- Sistemas de inyección de combustible: optimizan la mezcla de combustible y aire para reducir las emisiones de CO2 y mejorar la eficiencia del combustible.
- Sistemas de recirculación de gases de escape: estos sistemas recirculan parte de los gases de escape de vuelta a la entrada del motor para reducir las emisiones de CO2 y otros gases contaminantes.
- Sistemas de tratamiento de gases de escape: estos sistemas, como los catalizadores y los filtros de partículas, reducen las emisiones de CO2 y otros gases contaminantes mediante la neutralización o la eliminación de partículas nocivas.
Además, en los últimos años ha aumentado progresivamente la presencia de vehículos eléctricos, que no emiten gases contaminantes directamente, y su eficiencia energética es significativamente mayor que la de los vehículos con motores de combustión interna, lo que resulta en una reducción significativa de las emisiones de CO2.
En lugar de un motor de combustión alimentado por combustibles fósiles, los vehículos eléctricos utilizan un motor eléctrico y una batería para mover dicho motor. Esta puede cargarse a través de un enchufe de corriente eléctrica. Si esta proviene de energías renovables, la eficacia del vehículo eléctrico en materia medioambiental será muy superior a la de un vehículo térmico convencional.