El coche eléctrico también puede ser contagioso
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Publicado: 05/09/2016 11:22
Hace unos días el Wall Street Journal ha publicado un interesante artículo titulado «Por qué el coche eléctrico llegará antes de lo que pensamos». En este se alude a la velocidad de crucero que las ventas de coches eléctricos están logrando en los principales mercados. Un crecimiento que tiene muchos factures que pueden acelerar o frenar su marcha.
Además de los aspectos tradicionales, como el precio, la autonomía, también se pone de relieve la cuestión de la recarga. Cuantos más puntos, más amplio será el espectro de cliente que se acerque al coche eléctrico. Como ejemplo la estadística realizada por el gobierno norteamericano, que ha llegado a la conclusión de que poniendo puntos de recarga en los puestos de trabajo, se lograría incrementar en 20 veces el interés de los usuarios en este tipo de vehículos.
Pero hay un aspecto que habitualmente se ha pasado por alto. El aspecto social. Es algo que sucede en casi todas las novedades tecnológicas. Sólo falta para que un amigo o un vecino tenga el último teléfono, consola o dispositivo 3D, para que nosotros también lo necesitemos.
En el coche eléctrico es todavía más evidente este aspecto, principalmente por el desconocimiento del gran público hacia las posibilidades de los coches alimentados por electricidad. Algo que tiene mucho que ver con el pasotismo de los grandes medios, y también por la poca inversión en publicidad de los grandes fabricantes.
Pero cada coche eléctrico que llega a la carretera, se convierte en un escaparate sobre ruedas. Su propietario se convierte en un comercial realmente motivado, no como los de las concesiones, y además los interesados pueden satisfacer sus preguntas más habituales. Precio, autonomía, tiempos de recarga, mantenimientos…
Un efecto social que tradicionalmente sirve para acelerar la adopción de una u otra tecnología. Un efecto que por supuesto también afectará al mercado del coche eléctrico cuya expansión sufrirá un importante incremento en los próximos dos años gracias a la llegada de los primeros coches eléctricos de segunda generación.
Unos modelos que explotarán todavía más este efecto social, gracias a sus mejores cualidades en aspectos como la autonomía, pero también con elementos que harán que los consumidores necesiten comprarse esos coches. Aspectos como los sistemas de conducción autopilotada y similares.
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