Los trabajadores de las fábricas de Mercedes, amenazan huelga por no recibir inversiones en el sector del coche eléctrico

Los grandes fabricantes tienen por delante muchos retos a superar en su transición hacía una oferta donde los sistemas eléctricos gozarán de cada vez más peso. Algo que lejos de tener su efecto a medio o largo plazo, ya empieza a ser un dolor de cabeza para los responsables de marcas como Mercedes.

Hace unas semanas conocíamos que el fabricante alemán había seleccionado la planta de Rastatt para encargarse de la fabricación de sus primeros coches eléctricos de nueva generación. Una decisión que no ha gustado a los sindicatos de la fábrica de Untertuerkheim, situada muy cerca de la sede central de Daimler. Una planta con 19.000 trabajadores que se encargan de producir motores, transmisiones y ejes para Mercedes.

Estos han amenazado con comenzar una huelga el próximo mes de julio, en protesta por la falta de asignación de ningún proyecto relacionado con el coche eléctrico. Algo que los representantes de los trabajadores indican puede suponer un duro golpe a una instalación que tendrá que sufrir la bajada de demanda prevista de los elementos que allí se fabrican.

Y es que por un lado se reducirán los pedidos de componentes para motores tradicionales, al mismo tiempo que tampoco se reciben las inversiones para cambiar esta actividad por una relacionada con las nuevas tecnologías. Algo que preocupa mucho a los trabajadores que temen por su futuro.

Un conflicto que según los expertos, no tiene fácil solución ya que Mercedes ya ha realizado la hoja de ruta y asignado las inversiones necesarias para adecuar las plantas que se encargarán de la producción de sus primeros modelos eléctricos de nueva generación. Algo que puede desencadenar protestas y huelgas en pocas semanas.

Como recordamos, el grupo Daimelr tiene previsto lanzar un total de 10 modelos eléctricos diferentes entre 2019 y 2022. Un ambicioso programa que parece que no abarcará a todas la fábricas, y que puede ser motivo de importantes conflicto laborales en aquellas plantas que no se beneficien de las nuevas inversiones.

Un ejemplo de que cuanto más tardía, más dolorosa puede ser la conversión de la producción desde los motores de combustión a los sistemas eléctricos. Un aviso al resto de marcas de que no será precisamente un camino de rosas.

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Vía | Autonews