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Los coches eléctricos serán más baratos que los diésel y gasolina en 2022, gracias a la bajada del precio de las baterías

Un nuevo estudio realizado por la  Escuela Imperial de Londres, ha dado como resultado una herramienta capaz de anticiparse a las tendencias del futuro en materia de energía. Y entre las principales conclusiones a las que han llegado, está la fecha en la cual los coches eléctricos mejorarán los precios de los convencionales.

Para el diseño de esta aplicación, el equipo recopiló datos sobre la capacidad instalada y el precio de varias tecnologías de almacenamiento de energía actuales, coches, red eléctrica y renovables…para ver cómo los costes disminuyen a medida que aumenta la capacidad instalada. A continuación, utilizaron estas tendencias para calcular la rapidez con la que los costes bajarían en función a los diferentes niveles de inversión futura que serán necesarios para aumentar la capacidad instalada.

El coche eléctrico asequible se acerca. Los precios de las baterías bajan un 8% cada año

Según el estudio, en el mejor de los escenarios, con una fuerte bajada de precios de las baterías acompañado por un ascenso del precio de los carburantes, permitirá que en el año 2022 el coste de las baterías se reducirá de forma importante hasta lograr que su precio sea tan bajo, como para permitir que los coches eléctricos sean más competitivos a nivel económico respecto a los diésel y gasolina.

En el peor de los escenarios, en el cual la bajada del precio del kWh sea mucho más lenta de lo esperado, y el precio del petróleo no se haya recuperado, los analistas indican que los coches eléctricos necesitarán otros 12 años más para mejorar el precios de los coches convencionales.

Este recorte del precio del kWh es clave. Pero no se producirá sólo por la demanda del sector del transporte. También estará conducido por un fuerte crecimiento del almacenamiento de energía para las instalaciones eléctricas, tanto residenciales, como para la red general. Fuentes como las renovables crecen de forma imparable, y a su lado lo harán los sistemas de baterías que almacenarán los excedentes y compensarán su intermitencia.

Para ilustrar las posibilidades que brindará la bajada del precio de las baterías, los analistas ponen sobre la mesa la comparativa de un sistema de almacenamiento, contra una central nuclear. Una comparativa algo extraña, ya que las baterías no pueden producir electricidad, sino que sólo pueden almacenarla. Pero sirve para comparar como el precio puede ser competitivo.

Ponen como ejemplo el coste de una de las nuevas centrales nucleares que está preparando Reino Unido, Hinkley Point C, que con sus 3.2 GW tendrá un coste de 22.160 millones de euros. Por su parte con esa misma inversión se podría poner en marcha una instalación de baterías de entre 21 y 41 GW, unas 10 veces la potencia de almacenamiento instalada en Reino Unido, con una capacidad de unos 88 GWh (a 250€/kWh).  Suficiente para alimentar durante todo un día a una población de 2.750.000 personas.

Por supuesto, no vamos a entrar en el debate de dónde saldrá la electricidad necesaria para recargar esas baterías. Pero se trata de un ejemplo de que la bajada de precios de las baterías por diferentes factores, permitirá tener coches eléctricos más económicos y competitivos frente a los diésel y gasolina, al mismo tiempo que permitirá reducir la dependencia de fuentes de energía como el carbón, el gas e incluso la nuclear.

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Vía | Sciencedaily

 

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