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Mercedes intenta salvar al diésel integrándolo en los nuevos sistemas híbridos enchufables

¿Qué pasa cuándo tienes miles de millones de euros invertidos en un sistema de propulsión, y el mercado empieza a decir que no lo quiere por ser demasiado contaminante? Lo normal sería comenzar su sustitución y empezar a ofrecer alternativas más limpias. Pero desde Mercedes quieren probar con otra alternativa, y es el añadir el motor diésel a sus nuevos híbridos enchufables.

En Ginebra Mercedes ha presentado dos nuevas propuestas en este sector. El Clase C y el Clase E recibirán unas renovadas versiones híbridas enchufables que han visto mejorar muchos de sus aspectos, para convertirse a priori en una alternativa más interesante para los que busquen una solución intermedia.

Uno de los principales cambios estará en el sistema de propulsión. En ambos casos montarán un sistema híbrido enchufable donde el motor de combustión será un 2.0 diésel turbo, que se acompaña por un motor eléctrico de que ve aumentar su potencia de los apenas 60 kW (82 caballos) hasta los 88 kW (121 CV). Esto permitirá por ejemplo, aumentar la velocidad máxima en modo eléctrico desde los 130 a los 140 km/h y reducir las situaciones donde el motor de combustión tenga que intervenir.

La batería crecerá en capacidad hasta los 13.5 kWh, que supone un salto muy importante desde los apenas 6.5 kWh de su anterior versión. Esto ha sido gracias en parte al cambio de química de las baterías, que ha pasado de las pesadas y resistentes LiPo4, a un pack formado por celdas de litio-níquel-manganeso- cobalto (Li-NMC) con mucha mayor densidad energética, y que permitirá al Clase C aumentar su autonomía en modo eléctrico hasta los 50 kilómetros con cada carga, frente a los 31 de la anterior versión.

También habrá mejoras en los tiempos de recarga. Esto será gracias a la instalación de un cargador que podrá acceder a recargas de hasta 7.2 kW, el doble que la versión actual, lo que permitirá lograr una carga completa en apenas 2 horas.

Sin duda un paso adelante en todos los sentidos que permitiría contar con una versión más rápida, más eficiente, con más autonomía en modo eléctrico, y con mejores tiempos de carga. Pero todo esto se estropea por el empeño de Mercedes en instalar un complejo y contaminante motor diésel dentro de un sistema ya de por si complejo.

Algo que veremos si encaja en un mercado donde el cliente está empezando a descartar las opciones diésel, y donde cada vez más ciudades están vetando la entrada de vehículos dotados con un motor de gasóleo. Una aventura de Mercedes por dar salida a sus motores diésel que veremos si funciona en un marco claramente desfavorable para este tipo de propulsores.

Fuente | Mercedes

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