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Los fabricantes tienen 10 años para diseñar baterías basadas en materiales comunes y baratos, o la demanda superará a la producción

Las baterías son el elemento clave para la expansión del coche eléctrico en el mercado internacional, pues es de su aumento de capacidad de lo que depende la autonomía de este tipo de vehículos, y además, es el elemento que más encarece a los actuales coches eléctricos. La industria de las baterías está evolucionando rápidamente para adaptarse a los nuevos tiempos, sin embargo, se enfrentan a varios problemas que tendrán que resolver en los próximos años.

Por un lado, los materiales utilizados en los electrodos, como el cobalto y el níquel, son escasos y muy caros. La creciente producción de baterías ha producido que casi se hayan cuadruplicado los precios del cobalto en los últimos dos años, pasando de 22 dólares el kilo a 81.

La elevada demanda y los precios altos están alentando a algunos productores a violar numerosas regulaciones ambientales y de seguridad: por ejemplo, en China, el polvo liberado de las minas de grafito está dañando los cultivos, el agua potable y las aldeas circundantes; mientras que en África, algunos propietarios de minas explotan a niños y no proporcionan equipos de protección como respiradores. Las pequeñas minas artesanales, donde los minerales se extraen a mano, a menudo incumplen todas las leyes de seguridad existentes. Si bien algunas compañías como BMW siguen estrictas políticas para verificar el funcionamiento de sus proveedores de cobalto, muchas otras no lo hacen.

Por ello, deben desarrollarse tipos alternativos de electrodos basados ​​en metales más comunes y baratos, como pueden ser el hierro y el cobre, algo que permitiría rebajar los precios de las baterías, facilitar su extracción y cubrir de sobra las necesidades de producción, pues si la situación actual no cambia, la demanda superará a la producción en poco más de 10 años. Esto ocurrirá con el cobalto aproximadamente en el año 2030, mientras que el níquel lo sufrirá en 2037 o incluso antes.

Por lo tanto, la expansión del coche eléctrico se frenará en poco más de 10 años si las empresas no desarrollan baterías basadas en materiales más abundantes y fáciles de extraer. A todo esto, hay que sumar la necesidad de crear baterías más capaces y preparadas para soportar potencias de carga más elevadas que las actuales.

El futuro a medio plazo de las baterías es el electrolito sólido, que permitirá mayores capacidades en menos espacio, mejor gestión térmica y seguridad (lo que permitirá cargas más elevadas), etc; así como los electrodos de fluoruros de cobre o hierro y silicio.

Fuente | Nature

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