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Un poco de historia. Renault Clio Electrique (1995-2000)

A día de hoy, el buque insignia de la gama eléctrica de Renault es el utilitario ZOE. Un modelo del segmento B que vendría a ser el equivalente a baterías del popular Renault Clio, un modelo que nació en el año 1990 y cuya cuarta generación afronta la recta final de su vida comercial, pues el Clio V llegará a principios del año que viene con poderosos argumentos para mantener el éxito de su predecesor, incluyendo una interesante versión híbrida e-Tech.

El actual Clio IV y el ZOE tienen más cosas en común de lo que pudiera parecer: ambos comparten la plataforma B de la Alianza Renault-Nissan, la cual fue estrenada con el Clio II en 1998. Además, se fabrican juntos en la planta que tiene el fabricante en Flins, Francia. Sin embargo, lo que muchos no saben es que ambos modelos tienen un antepasado en común: el Clio Electrique.

Corría el año 1991 cuando Renault y Siemens presentaron un prototipo denominado Elektro-Clio, una suerte de Renault Clio de primera generación (presentado en 1990 para sustituir al mítico Supercinco) 100% eléctrico cuya llegada al mercado la marca estimaba para el año 1993. Sin embargo, los planes de comercializar el Elektro-Clio se demoraron debido entre otras cosas a sus limitadas prestaciones (cubría los primeros 400 metros en 27,7 segundos, apenas alcanzaba los 80 km de autonomía por carga…).

Sin embargo, en 1994 el mayor rival de Renault, el grupo PSA (Peugeot-Citroën) comenzó de la mano de Heuliez su propio proyecto eléctrico poniendo a la venta el Citroën AX électrique, al cual seguirían al poco los Peugeot 106 électrique y Citroën Saxo électrique. En este contexto, Renault no quiso quedarse atrás, y en 1995 lanzó el Clio Electrique.

El Clio Electrique tenía unas prestaciones ligeramente mejores que el Elektro-Clio: según la marca, podía recorrer entre 70 km y 90 km por carga, hacía los 400 metros desde parado en 23,2 segundos, y el kilómetro en 44 segundos. En condiciones reales, la autonomía se acercaba más a los 50 km por carga, la velocidad punta era de 95 km/h, y el 0-50 km/h lo hacía en 8,5 segundos.

Este modelo era notablemente más caro que un Clio estándar (frente a los 9.000 euros al cambio del modelo térmico, el eléctrico comenzaba en 23.000), y se veía lastrado por unas baterías de níquel-cadmio con un peso de 298 kg. Estas estaban colocadas bajo los asientos traseros y el maletero, el cual perdía el 35% de su capacidad. Curiosamente, y al igual que ocurre con el ZOE actual, las baterías podían tanto alquilarse como comprarse. El coche se cargaba en un enchufe doméstico convencional, tardando entre 6 y 8 horas en completar su carga.

Este vehículo estuvo a la venta entre 1995 y el 2000, a pesar de que en 1998 se lanzó la segunda generación del Clio. En 1996 recibió el mismo lavado de cara (phase III) que el resto de la gama, con mejoras como unos nuevos faros más grandes y de diseño más moderno. Durante su vida comercial, apenas 253 Clio Electrique fueron vendidos a clientes particulares, si bien entre 1996 y 1999 fue el modelo elegido por el proyecto de movilidad sostenible Praxiteles de la ciudad Saint-Quentin-en-Yvelines, en el cual se estuvieron probando unas 50 unidades del coche durante 20 meses, destacando las plazas de aparcamiento dotadas de cargadores por inducción que el municipio reservó para estos pequeños eléctricos. Sin embargo, finalmente el proyecto terminó por no ser renovado.

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