El gobierno de Alemania urge a sus fabricantes a que afronten la producción de baterías para coches eléctricos
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Publicado: 16/08/2018 08:00
Durante la renovación de su gobierno el pasado mes de marzo, Angela Merkel puso en su agenda un asunto crucial para el país. Se trata de la preocupante política tomada por los fabricantes de coches locales, que han optado por dejar en manos de desarrolladores foráneos, principalmente coreanos o chinos, el asunto de la producción de baterías para sus coches eléctricos.
La canciller alemana y su gobierno temen la idea de que la industria más importante del país dependa permanentemente de proveedores extranjeros. Una preocupación especialmente elevada por tratarse de compañías que no están ni instaladas en Europa. Algo que puede poner en duda la fiabilidad de suministro futuro.
Desde el gobierno alemán se preguntan si la industria del automóvil del país podrá sobrevivir si se deja que los centros de desarrollo de baterías y demás elementos digitales se dejan ir a Asia o América.
La respuesta podría ser muy negativa para el pulmón económico no sólo de Alemania, sino uno de los principales polos de creación de empleo de Europa. Algo que les ha llevado a volver a intentar conducir una colaboración entre los fabricantes para que compartan recursos para poner en marcha infraestructuras de producción de baterías en Alemania.
Pero no lo tendrán fácil. La habitual desconfianza y competencia entre las marcas germanas se suman proyectos fallidos que no auguran buenas perspectivas para futuras iniciativas. Como por ejemplo la planta de baterías que en 2015 Daimler puso en marcha en Sajonia. Una planta en la que se invirtieron una buena cantidad de dinero, y que precisamente tenía como uno de sus objetivos atraer a otros fabricantes para compartir los costes necesarios para escalar su producción. Pero nadie atendió a la llamada de Daimler.
Otra mala noticia para esta idea de crear una coalición de empresas que siguiese el modelo de Airbus, es el contrato que marcas como BMW han firmado con el fabricante chino CATL. Estos han comenzado los trabajos para poner en marcha una fábrica en Alemania, y que esperan poder atraer a nuevos clientes gracias a su oferta de baterías en importantes cantidades, y con precios competitivos.
Hay algunas excepciones que arrojan un poco de luz para la industria europea. Una de ellas es una propuesta auspiciada por el gobierno de Alemania. Terrae. Un consorcio alemán de 17 empresas e instituciones de investigación planea crear dos fábricas y que comenzará sus trabajos a finales de 2019. Eso si, los plazos con los que trabajan no son nada ambiciosos ya no esperan alcanzar su máximo nivel de producción, 34 GWh, al menos hasta el año 2028.
Esto nos muestra que al menos en una primera fase los fabricantes alemanes se lanzarán al completo a los brazos de los desarrolladores asiáticos para atender la demanda de sus coches eléctricos. Veremos si luego es posible recuperar el terreno perdido en un sector que maneja unos márgenes de beneficio muy escasos, y que necesita una enorme inversión para poner en marcha las instalaciones, un gasto también importante en I+D, y todo frente a una competencia madura y con un elevado nivel de competitividad.
Pero para los alemanes, y en general para las marcas europeas, el riesgo no sólo vendrá de Asia. No olvidemos que desde el otro lado de Atlántico, Tesla está buscando un lugar en Europa donde levantar su fábrica de coches y baterías.
La buena noticia para los europeos es que la oferta de coches todavía está comenzando, y necesitará unos años hasta lograr un importante volumen de ventas. Un margen que deberían aprovechar para afianzar alianzas que eviten el monopolio foráneo en la producción de uno de los elementos más importantes y costosos de un coche eléctrico.
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