En los últimos tiempos, existe un acalorado debate en el seno de la industria del automóvil en torno a la tecnología de propulsión que se impondrá en el futuro: el coche eléctrico a baterías, o el coche con pila de combustible de hidrógeno. Si bien actualmente es la primera solución la que goza de una clara ventaja, hay expertos y empresas que creen que en el futuro la tendencia se revertirá.
Este es el caso del Dr. Felix Gress, jefe de comunicaciones corporativas y asuntos públicos de Continental, una conocida empresa de tecnología automotriz. De acuerdo con Gress, los coches eléctricos a baterías están muy limitados y tienen una relación calidad/precio inferior a los modelos gasolina y diésel. Además, afirma que a partir de 2030 los coches estarán impulsados por hidrógeno.
«Para los clientes, será difícil aceptar un automóvil de este tipo en el mercado: usted paga un precio más alto y obtiene un automóvil inferior, por lo que será una venta difícil. La pila de combustible aún no está lista para funcionar. Para 2030 veremos su implantación, especialmente en automóviles de pasajeros que recorran largas distancias y camiones».
Según Gress, actualmente los fabricantes deben centrarse en desarrollar coches eléctricos para reducir las emisiones y cumplir con las nuevas normativas anticontaminación de numerosos mercados, pues son muchos los países que están estudiando limitar o incluso prohibir la ventas de automóviles impulsados por motores gasolina y diésel para dentro de unos años.
A pesar de este punto, Gress advierte que probablemente los usuarios no compren coches eléctricos en grandes cantidades debido a sus limitaciones inherentes: «La tecnología de la batería, según nuestras estimaciones, tiene sus límites». De acuerdo con Gress, las baterías no son capaces de proporcionar la autonomía necesaria para algunas personas. Además, confirmó que Continental está considerando invertir en la tecnología de la pila de combustible de hidrógeno.
Sin embargo, existen voces discordantes con esta visión del futuro que defienden la rápida evolución de las baterías y su menor coste frente a la pila de combustible. Según las estimaciones de los fabricantes, para el año 2025 las baterías de electrolito sólido ya se producirán en números masivos, lo que permitirá a los coches eléctricos disfrutar de autonomías más elevadas, así como acceder a mayores potencias de carga, lo que se traducirá en tiempos de «repostaje» más reducidos. A esto habría que añadir la menor eficiencia de la pila de combustible, pues la electricidad empleada para generar hidrógeno podría emplearse directamente para cargar una batería con menores pérdidas (sin mencionar aspectos como el transporte o el almacenaje).
Fuente | Auto Express
