Para que el coche eléctrico domine las ventas, necesita una mejora importante en sus baterías. El electrolito sólido es la respuesta

Para que el coche eléctrico domine las ventas, necesita una mejora importante en sus baterías. El electrolito sólido es la respuesta

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Publicado: 07/01/2019 11:05

Todo el mundo está de acuerdo que para que los coches eléctricos logren desplazar en las ventas a los diésel y gasolina, necesitan mejorar las prestaciones de sus baterías. Más autonomía, mejores tiempos de recarga y precios más económicos permitirán disparar las ventas de estos vehículos. Y son muchos los que luchan por lograr ese salto adelante que cada vez más expertos apuestan estará protagonizado por el electrolito sólido.

Pero antes de que este llegue al mercado, los equipos de investigación deben superar muchos retos. Para lograr que un coche eléctrico supere los 500 o 600 kilómetros de autonomía reales con cada carga, será necesaria una tecnología revolucionaria que está en plena fase de desarrollo. El electrolito sólido se ha convertido en una prioridad dentro de grandes corporaciones, como Toyota, que ya cuenta con los primeros prototipos en funcionamiento.

Pero estos muestran el lento desarrollo de este sistema, y que este tipo de baterías apenas logra impulsar un pequeño vehículo eléctrico de una única plaza durante unos minutos dentro de las instalaciones del fabricantes japonés. De ahí a llevar a un coche de tonelada y media o dos toneladas hasta los 600 kilómetros queda un buen trecho.

Pero el resultado parece que merece la pena. Según los fabricantes, el electrolito sólido permitirá desarrollar baterías de mayor densidad energética, más económicas, pero también más seguras. Al prescindir del líquido en su interior, se hace mucho más difícil que de produzca un incendio en las celdas. Algo que se suma además a su teórica capacidad para soportar recargas a mayor potencia.

Para Toyota el coche eléctrico todavía debe mejorar mucho para ser una opción viable. El electrolito sólido, para 2030

El principal problema de esta tecnología es que cuenta con diferentes aspectos a mejorar. Un puzzle del que algunas marcas han logrado solucionar uno u otro problema, pero que hasta ahora nadie ha conseguido superarlos todos. Algo que hace muy complicado fijar una fecha de llegada de la tecnología al mercado.

No sólo está la cuestión del aspecto tecnológico. Una vez superado este, los desarrolladores tendrán que crear las líneas de producción para satisfacer una demanda que crecerá de forma exponencial. Se estima que esta pasará de los 44 GWh en 2017, a los 1.500 GWh en 2030. Un crecimiento que pone presión sobre los desarrolladores. Y es que el que logre primero crear una batería de electrolito sólido competitiva, podrá acceder con más ventaja a un mercado que se estima alcanzará una facturación de 84.000 millones para el año 2025.

La pregunta es el cuándo. Para Andreas Hintennach, jefe de desarrollo de baterías de Daimler, posiblemente veamos algún prototipo funcional en 2020. Por su parte desde Volkswagen se indican que empezarán con sus pruebas en 2022. El problema es que hablamos de prototipos a los que todavía quedará un tiempo hasta su llegada al mercado.

Para James Frith, experto en nuevas tecnologías de Bloomberg, no será hasta finales de la década del 2020 cuando estén disponibles las primeras baterías de electrolito sólido para coches eléctricos. E incluso entonces estas todavía serán una opción premium dentro del sector. Algo que posiblemente reduzca su uso a coches de las gamas más altas.

Una de las señales del estado de la competencia pueden ser las patentes relacionadas con la tecnología. Estas tienen un nombre propio, Toyota. El fabricante japonés acumula 233 patentes relacionadas con el electrolito sólido. Más del triple que sus más cercanos perseguidores. Una Toyota que invertirá 13.900 millones de dólares en sistemas de baterías en los próximos años, y que espera ser la primera en poder contar con el electrolito sólido a nivel comercial.

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