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BYD y la japonesa Itochu trabajarán de forma conjunta en la reutilización de baterías procedentes de coches eléctricos

La expansión del coche eléctrico traerá consigo grandes potenciales, como la reducción de emisiones directas, así como la menor dependencia energética de los países que no producen petróleo, pero también vendrán asociados a retos por superar. Uno de ellos será el tratamiento de las millones de baterías que terminarán su vida útil en el transporte, y que pueden tener una segunda oportunidad como sistemas de almacenamiento estacionario. Algo en lo que grandes nombres como BYD ya están trabajando.

De esa forma se acaba de sellar el acuerdo entre la propia BYD con la japonesa Itochu, y la china Shenzhen Pandpower, que han establecido una alianza para explotar el negocio de la reutilización de las baterías procedentes de los coches eléctricos. Un acuerdo que comenzará sus operaciones ya en 2020.

El objetivo es diseñar un modelo de batería que será instalado en contenedores, lo que facilitará su traslado e instalación, y que servirán principalmente como sistema de respaldo para grandes instalaciones eléctricas, como parques eólicos y solares, así como otras fuentes renovables.

Según BYD, la batería de un coche generalmente dura entre 8 y 10 años. Pero incluso después de que se hayan agotado su aplicación en un vehículo por la pérdida de autonomía, estas todavía tienen la capacidad suficiente para ser utilizadas para el almacenamiento.

El plan es reutilizarlos como baterías para sistemas renovables, como la energía solar, que requieren almacenamiento para manejar las fluctuaciones en la oferta y la demanda. Para ello se colocarán numerosas baterías dentro de un contenedor de 12 metros, que contará con una capacidad de 1.000 kWh. Cifra que según los responsables del proyecto, será suficiente como para alimentar las necesidades durante un día de 100 hogares.

Su aplicación será muy variada, y por ejemplo estos contenedores podrán ser instalados en lugares donde la infraestructura eléctrica no está demasiado desarrollada, como por ejemplo las zonas mineras, y donde las baterías podrían combinarse con la generación de energía solar para usarse como una planta de energía portátil.

Un ejemplo de que a pesar del impacto ambiental que pueda tener la producción de una batería, esta contará con un enorme potencial para reducir las propias emisiones en la producción eléctrica, al permitir sacar el máximo partido a las fuentes renovables, y minimizar la cuota de las que usan combustibles fósiles, incluso funcionando como respaldo.

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