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NantEnergy desarrolla unas baterías de zinc-aire para coches eléctricos o respaldo eléctrico, con un coste de 100 dólares el kWh

Mientras los avances en las baterías de litio continúan ofreciendo mejoras tanto en aspectos como la capacidad, la autentica revolución en las baterías, y por lo tanto en los coches eléctricos, puede venir de la mano de la tecnología del zinc-aire.

Se trata de una opción atractiva por su bajo precio y su gran capacidad teórica. El gran reto hasta ahora de los desarrolladores era lograr que además de ser recargables, requisito indispensable, que fuesen también duraderas. Dos aspectos que la empresa norteamericana NantEnergy asegura ha logrado solucionar.

Ayer miércoles se presentaba en California una nueva batería que utiliza el zinc-aire, y que se postula como una alternativa muy interesante al litio convencional, sobre todo a nivel de seguridad, al prescindir de líquido en su composición, como sobre todo por lograr eliminar de su composición los costosos minerales que forman las baterías convencionales, dando como resultado un sistema mucho más sencillo y económico.



La mejor parte es que no hablamos de un desarrollo de laboratorio a la búsqueda de financiación. El propietario de la compañía es el millonario norteamericano Patrick Soon-Shiong, que en los últimos seis años ha estado financiando este proyecto personal, y que ha supuesto la instalación de cientos de baterías en zonas rurales de Africa y Asia, así como en más de 150 torres de telecomunicaciones en Estados Unidos.

Todo para comprobar a fondo tanto su rendimiento, como el impacto que tendrá su uso en sistemas en zonas con problemas de acceso a la red eléctrica, donde se podrá sacar el máximo partido a las fuentes renovables.

Gracias a su importante densidad energética, por ejemplo los 700 Wh/kg logrado hace ya cinco años por la Universidad de Stanford, un pequeño pack será capaz de ofrecer amplias autonomías a los coches eléctricos, y también un respaldo en aplicaciones como el respaldo residencial que en las pruebas realizadas ofrecía hasta 72 horas de electricidad a una vivienda media.

Su aplicación puede ser tanto de respaldo para micro-redes eléctricas, como también para aplicaciones de transporte, como los coches eléctricos, autobuses, tranvías, e incluso los responsables del proyecto indican que se podrá escalar para usarlo en motos eléctricas. Y todo gracias a su sencillez que supone el uso de unos pocos materiales, como el plástico de la carcasa, un circuito, y óxido de zinc. Y todo en un tamaño compacto.

Gracias a esto las baterías no necesitarán sistema de refrigeración, lo que además de facilitar su instalación en prácticamente cualquier espacio, también permite reducir su coste. Un precio que desde la compañía se indica estará en los 100 dólares el kWh. La cifra mágica que según los expertos debería suponer la explosión comercial de los sistemas de almacenamiento para vehículos, y para soluciones estacionarias.

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