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Siemens confirma el enorme potencial de las baterías estacionarias, y prepara dos gigantescos parques con 500 MWh

La instalación del parque de baterías de Tesla en Australia levantó en su momento un gran interés por el enorme impacto que el uso de baterías para regular la red y su potencial para completar a las intermitentes energías renovables. Algo que ha llevado a una carrera por la expansión de esta tecnología donde ahora el gigante alemán Siemens quiere poner en marcha los que serán los mayores parques de este tipo en el mundo.

La obra tendrá lugar en uno de los polos de atracción de esta tecnología, Australia, y la realizará una empresa conjunta entre Siemens de Alemania y la norteamericana AES Corporation, que se proponen construir dos enormes parques de baterías de litio de respaldo en puntos estratégicos de la red eléctrica, todo para permitir un mejor acceso a los parques eólicos y solares. Unas instalaciones que esperan tener en funcionamiento en apenas 18 meses, lo que supone un tiempo que según las empresas promotoras «mucho menor que tener que construir nuevas infraestructura de transmisión para acomodar más energías renovables.»

Para resolver el problema de los cuellos de botella, Siemens pondrá en marcha líneas de transmisión virtuales que integrarían sistemas de almacenamiento de baterías a lo largo de la red eléctrica, inyectando o absorbiendo energía según sea necesario y regulando la frecuencia y el voltaje. En una presentación al Operador del Mercado Energético Australiano (AEMO), Siemens se propone instalar dos instalaciones de 250 MWh, lo que supondrían desplegar 500 MWh. Una cifra que podemos comparar con los 150 MWh de la planta de Tesla.

También han confirmado los trabajos para levantar una planta de baterías en California, que contará con 400 MWh, y que ya está en fase de construcción en Long Beach, donde esperan poder comenzar a trabajar este mismo año para ayudar al estado en su objetivo de contar con n sistema 100% renovable para 2045.

Según la compañía «El uso de baterías sería comparable a la posibilidad de poder ampliar una autopista instantáneamente para poder aumentar su capacidad y acoger al tráfico extra en momentos puntuales. Este aumento de tráfico podría proceder de la producción de energía fotovoltaica, o eólica, o de una repentina demanda por parte de los consumidores«.

Uno de los principales retos de la tecnología de baterías es su precio. Pero según los datos de Bloomberg, el coste de las mismas se ha recortado un 30% desde 2018, y lo seguirá haciendo en los próximos años. Algo que está incentivando la expansión de los sistemas de regulación con baterías.

Una tecnología que además permite a las compañías el poder ofrecer un servicio estable y seguro, incluso en las regiones más periféricas, donde muchas veces por culpa de las condiciones climatológicas el servicio se ve reducido, perjudicando a las empresas y particulares que residen en esas zonas.

Pero sin duda las grandes beneficiadas de esta tecnología serán las energías renovables, que lograrán sacar el máximo partido evitando tanto los efectos negativos de su reducción de producción en momentos puntuales, como también su exceso, lo que puede llegar a comprometer la red eléctrica.

Argumentos con mucho peso que ya ha motivado que la francesa Neoen, la empresa propietaria del parque de baterías de Tesla en Hornsdale, esté trabajando en su nuevo proyecto donde esperan levantar una nueva instalación con 600 MWh de capacidad en Geelong, Australia.

Una tecnología que ya se está teniendo un gran impacto entre los sistemas de respaldo tradicionales por gas y carbón, gracias a su menor coste, al poder funcionar sin emisiones, y a la rápida instalación de cada parque que puede estar listo en pocos meses.

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