Toyota ejerce presión política en EEUU contra el despliegue masivo de vehículos eléctricos
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Publicado: 03/08/2021 15:01
En el camino hacia la electromovilidad completa y que los fabricantes se conviertan en emisores netos de 0 gramos de CO2, las posibilidades son varias. Hay quien lo apuesta prácticamente todo a los eléctricos puros (a baterías), y otros creen que hay que tener en cuenta tecnologías de transición o alternativas.
Toyota es el mayor fabricante mundial con el segundo enfoque, el de que los eléctricos no son la única alternativa en la que concentrarse. Toyota tenía hace unos años el siguiente enfoque: los eléctricos están bien para coches urbanos y de uso diario, que a media distancia es mejor un híbrido (enchufable o no) o pila de combustible de hidrógeno, y que para transporte pesado eso último.
Ese enfoque se ha ido actualizando según han ido mejorándose las baterías hasta llegar al punto en el que falta poco para que un vehículo eléctrico compita en costes de fabricación -y por ende, en precio- respecto a una alternativa térmica, facilitando la transición hacia los eléctricos como algo más que simples utilitarios.
De acuerdo a una información del New York Times, Toyota está realizando labores de presión (lobby, si os gusta más) en el Congreso de Estados Unidos para que desde el Gobierno se alineen hacia sus tesis. En otras palabras, no ir a saco a por la electromovilidad y tener en cuenta posibilidades como el hidrógeno y los híbridos convencionales. Este ejercicio es legítimo, no tiene nada malo per se.
Según esta información, el señor Chrystopher P. Reynolds, con varios cargos de gran responsabilidad en Toyota Motor North America, ha realizado varios viajes a Washington D.C. para mostrar su punto de vista a los responsables de afectar las políticas públicas. Al menos cuatro fuentes respaldan esta versión.
Los cargos que ostenta este señor son director administrativo de Recursos Corporativos, director adjunto del Grupo de Administración General y RRHH, así como director adjunto de Riesgos Globales. No solo eso, tiene un puesto en la junta de la Alianza para la Innovación Automomotriz desde comienzos de año, y dicha organización representa los intereses de la industria (tanto de proeléctricos como los que no) en Estados Unidos. Podemos considerarle como alguien muy influyente.
Grandes fabricantes como Volkswagen, Daimler o Renault Nissan Mitsubishi están poniendo todos los huevos en la misma cesta a lo largo de esta década, que el futuro va solo por baterías electroquímicas y que no invertirán más dinero en alargar la agonía de los motores de combustión. En cuanto al hidrógeno, lo tienen en un segundo plano o pasan del tema.
Toyota no, cree en un enfoque multienergético entre otras razones porque se acerca más a la mentalidad de los clientes, que prefieren una transición más ordenada. El hidrógeno no tiene sentido como una solución ecológica a menos que hablemos de «hidrógeno verde», generado sin más emisiones de carbono. En cuanto a los híbridos, siguen dependiendo de energía de origen fósil, por poco que gasten.
Por otra parte, tanto híbridos como de pila de combustible de hidrógeno tienen la misma ventaja, su repostaje es más rápido (escasos minutos) y supone un menor cambio de hábitos para los usuarios. En ese sentido, los cargadores eléctricos no tienen el mismo factor comodidad, sobre todo sin redes unificadas en cuanto a estándares, medios de pago, ubicaciones, potencias, etc.
Resumiendo, Toyota busca ganar tiempo al menos en el mercado norteamericano, porque desde luego en China y en la Unión Europea ya poco margen hay para presionar. Toyota va también hacia la electromovilidad, pero con un notorio retraso. Hasta la fecha solo hemos visto prototipos, concepts, el experimento del Toyota RAV4 EV con Tesla, y un par de coches eléctricos (Toyota C-HR electric y Lexus UX 300e) que están basados en híbridos, sin plataformas dedicadas. La competencia ya tiene ese producto en las salas de exposición.
Y para que Toyota gane tiempo, otros han de perderlo, especialmente los que están metiendo todos los huevos en la misma cesta, la de los coches eléctricos.