Después de muchos anuncios y mucha publicidad, parece que 2023 será el verdadero despegue para el sector del hidrógeno verde en Europa. Un sector a la expectativa de unas decisiones que tendrán que tomar los gobiernos este año y que marcarán la dinámica de esta industria muy pendiente de las ayudas públicas.
Como recordamos, el objetivo de la UE es tener 6 GW de producción de hidrógeno verde para fines de 2024. Un reto ambicioso pero que según los expertos es realista y posible de lograr.
Según Robert Bloom, gerente de servicio de Delta-EE, 2022 será el año en que veremos más claras las políticas, la financiación y los incentivos al sector. El objetivo es que este año se convierta en la plataforma de lanzamiento de la industria del hidrógeno verde de Europa y de esa forma pavimentar el camino para lograr alcanzar los 6 GW para 2024.
En particular, señala a Alemania, el Reino Unido y los Países Bajos como los primeros países en lanzar nuevos programas de subsidios para el hidrógeno verde que permitirán a la industria hacer que los proyectos sean rentables y aprobar las decisiones finales de inversión.
Se espera que el Reino Unido anuncie un programa de incentivos en el que los desarrolladores venderían hidrógeno verde o azul al mismo precio que el gris. Algo donde tendrá que entrar en juego la ayuda pública para cubrir gastos y costes adicionales y obtener una pequeña ganancia.
El reto de Europa y el hidrógeno verde
El gobierno de Países Bajos lanzó un fondo para luchar contra el cambio climático de 35.000 millones de euros en enero, que pone a disposición 15.000 millones de euros para la industria de descarbonización con «nuevos portadores de energía», pero aún debe aclarar cómo se repartirán estos fondos.
En España el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico ha confirmado que se destinarán 1.500 millones de euros en el periodo 2021-2023 en un presupuesto que se nutrirá de los fondos europeos de recuperación. Un proyecto enmarcado en la Hoja de Ruta del Hidrógeno Verde 2030, que supondrá la inversión de hasta 8.900 millones de euros entre inversión pública y privada.
Con estos movimientos, Europa busca reducir su dependencia energética exterior con la instalación de 40 GW para 2030 y que el 50 % del hidrógeno utilizado por la industria sea renovable para la misma fecha. Algo que supondrá ponerse las pilas a corto plazo para diseñar un marco que anime el sector más allá de los incentivos públicos iniciales.
Fuente | Delta-ee
