La búsqueda por reducir las emisiones contaminantes del sector transporte tiene en el mar una de sus últimas fronteras. El mover grandes buques en distancias elevadas no es algo fácil desde el punto de vista tecnológico. Pero desde Países Bajos se ha dado luz verde a la construcción de un proyecto que quiere cambiarlo todo. El Neo Orbis. Un buque que será el primero en el mundo en moverse sin emisiones y alimentado por un sistema a hidrógeno en estado sólido.
Este usará borohidruro de sodio, que le permitirá almacenar el hidrógeno de una forma segura y sin las enormes medidas de seguridad y coste del hidrógeno a presión. Y todo manteniendo la elevada densidad energética del vector.
El objetivo del primer prototipo fabricado por el astillero Next Generation Shipyards es operar en el transporte de personas en los canales de Ámsterdam y en el canal entre la ciudad y el Mar del Norte. Un modelo que permitirá conocer el potencial y los retos a los que se enfrenta esta prometedora tecnología y que ha recibido luz verde para el inicio de su construcción, con unos plazos que indican que debería comenzar sus primeros recorridos de prueba en el mes de junio de este próximo 2023.
El Orbis estará propulsado por un sistema de motores eléctricos alimentados por una pila de combustible que usará hidrógeno liberado de una sal llamada borohidruro de sodio (NaBH 4). Este producto químico sólido se mezcla con agua pura y un estabilizador, para formar un combustible líquido no combustible ni contaminante.
Según sus desarrolladores, el hidrógeno sólido puede almacenarse a temperatura y presión ambiente y liberar 126 kg de hidrógeno por metro cúbico, en comparación con los 71 kgH 2 /m 3 del hidrógeno líquido, que debe ser mantenido por debajo de temperaturas de menos 253 °C, o 42 kgH 2 /m 3 para hidrógeno comprimido (700 bar).
Un objetivo de este proyecto crear un sistema de circuito cerrado en el que el calor producido por el proceso catalítico, pueda calentar el interior del Neo Orbis mientras el agua se recicla y el material residual (metaborato de sodio) se convierte de nuevo en combustible de borohidruro de sodio en una reacción con agua y un agente reductor como el magnesio.
Un proyecto que pasará del papel al mundo real en apenas seis meses, cuando comenzará a navegar este auténtico revolucionario del sector marítimo.