El Gobierno de Alemania no respaldará el fin del motor de combustión en 2035 porque todavía tendrá su nicho de mercado
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Publicado: 22/06/2022 10:36
El Parlamento Europeo dio luz verde a la propuesta de la Comisión Europea de impedir desde 2035 las nuevas matriculaciones de vehículos que emitan gases de efecto invernadero (básicamente CO2) para luchar contra el cambio climático. Ahora toca negociar con los Estados miembros, y Alemania puede ser un hueso duro de roer.
Christian Lindner, ministro de Economía alemán, hizo ayer unas declaraciones cuanto menos polémicas en una conferencia organizada por la organización industrial BDI. Dijo que la propuesta legislativa para 2035 es un error y que el Gobierno de Alemania no va a respaldarla a lo largo de la semana. Argumentó que seguirá habiendo un nicho de mercado para los motores de combustión interna.
En el siguiente tuit vemos una matización: «Lamentablemente, la decisión preliminar de la Unión Europea sobre los límites de emisiones para automóviles no está abierta a otras tecnologías. Sin embargo, los combustibles sintéticos son una opción neutra respecto al clima que existe desde hace mucho tiempo. Debemos preservar esto para mantener empleos». Y el tuit va firmado, «CL».
La opinión de Lindner no es monolítica dentro de la coalición que gobierna Alemania, pero representa una voz minoritaria en la industria del automóvil. Por ejemplo, fabricantes como Porsche, Audi o Toyota se alinean respecto a una mayor neutralidad tecnológica, y que el motor de combustión puede mantenerse vivo con combustibles sintéticos que o no producen emisiones de efecto invernadero (hidrógeno) o las que producen sean neutras (combustibles sintéticos).
Por todos es sabido que los motores de combustión interna dan más empleo que los motores eléctricos, siendo estos últimos mucho más simples y con pocas piezas móviles. Varios fabricantes japoneses creen esto, y Akio Toyoda les representa en la patronal nipona. Hay que hacer otro matiz, y es que los motores de combustión interna, aunque usen hidrógeno o combustibles sintéticos, tienen unas mínimas emisiones contaminantes -por la quema de aceite y formación de algunos óxidos de nitrógeno-.
Por otra parte, para que sean climáticamente neutros se tienen que usar exclusivamente energías renovables para la producción de combustibles alternativos, en caso contrario es una trampa al solitario. La opinión de Lindner puede acabar en nada y que Alemania vote otra cosa, desde luego, pero hay varios Estados miembros con industria del automóvil que pretenden preservar trabajos. Los italianos ya han movido ficha con la «Enmienda Ferrari».
Este debate ya tuvo lugar hace más de 100 años, cuando la industria del automóvil empezó de dejar de lado al caballo como medio de transporte, trabajo, ocio, etc. La equitación ha mantenido su nicho de mercado aunque haya dejado de ser fundamental para el funcionamiento de las sociedades, y se llevó en su momento su peaje en empleos: ganaderos, herreros, domadores, etc. Lo mismo le pasó a la industria del carro.
Desde ese punto de vista, puede que el motor de combustión tenga algún futuro como opción minoritaria. Hoy día montar a caballo no es rápido, ni necesariamente cómodo, ni hay tecnología, y tiene muchos inconvenientes. Eso nadie lo discute. Ahora bien, montar a caballo tiene ciertas satisfacciones que ningún automóvil puede igualar, y algo parecido se puede decir respecto a los motores eléctricos frente a los térmicos: son mejores en prácticamente todo.