El transporte de corta distancia en la industria pesada suele realizarse con grandes vehículos diésel, especialmente contaminantes. Es el caso de sectores como el de la siderurgia, que necesita vehículos con gran capacidad de arrastre, pero que realizan recorridos moderadamente limitados donde los motores eléctricos encajan como anillo al dedo.
Un ejemplo es la cabeza tractora que ha desarrollado y puesto en funcionamiento la empresa china CRRC Zhuzhou Electric Locomotive, que ha entregado la primera unidad al grupo Nanjing Iron and Steel.
Un modelo que cuenta con un sistema de propulsión eléctrico de 1.500 kW (2.011 CV) que le convierten en la más potente de China en su categoría. Tiene una capacidad de arrastre de hasta 1.200 toneladas, y su enorme batería de litio-ferrofosfato le permite recorrer hasta 130 kilómetros con cada carga completa.
Esta es una alternativa a los modelos diésel, que logra reducir emisiones y bajar el coste operativo de forma sustancial. Según el fabricante, comparándola con las locomotoras de combustión interna, cada unidad puede reducir las emisiones de CO2 en aproximadamente 150 toneladas por año, ofrecer unos ahorros energéticos en torno al millón de yuanes anuales (127.158 euros) y reducir los costes total de propiedad en más del 20% respecto a los modelos diésel.
Una de las principales características de esta propuesta es su sistema de carga ultrarrápida. Monta un conjunto refrigerado por líquido capaz de llegar a los 1.200 kW, lo que en la práctica le permite recuperar 1 kWh cada 3 segundos, 20 kWh cada minuto, o 300 kWh en 15 minutos, y estar lista para continuar con su jornada en un periodo muy breve de tiempo.
