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Más baratas, sostenibles y seguras: ¿son las baterías de sodio el futuro del coche eléctrico?

¿Son las baterías de sodio el futuro de la industria? Aunque a día de hoy las de litio dominan con puño de hierro el sector, lo cierto es que cada vez son más los fabricantes que ponen sus ojos en esta alternativa, que a pesar de ofrecer una menor densidad energética, cuenta con numerosas ventajas difíciles de pasar por alto.

Para empezar, el coste del hidróxido de sodio es mucho menor que el del hidróxido de litio; por lo tanto, es una alternativa mucho más económica. Además, el sodio es un elemento más abundante y con una distribución geográfica más diversa, por lo que las empresas estadounidenses y europeas reducirían su dependencia de la cadena de suministro china.

Otro punto interesante es que no existe riesgo de fuga térmica y pueden funcionar en un amplio rango de temperaturas (a -20º C retienen aproximadamente el 90% de su capacidad). Grupos de la talla de BYD, CATL, Farasis o Northvolt ya están trabajando en esta tecnología, que en un primer momento estará destinada a microcoches y sistemas de almacenamiento estacionario.

Sin embargo, no todo es tan sencillo como a priori pudiera parecer. De acuerdo con Evelina Stoikou, experta senior en almacenamiento energético de BloombergNEF, el éxito de las baterías de sodio dependerá en gran medida de la evolución de las de litio.

Las baterías de sodio comienzan a ganar terreno

Las baterías de sodio han captado el interés de la industria

«Las [baterías de] iones de sodio fueron noticia cuando los precios de las de litio eran muy altos, justo después de las interrupciones en la cadena de suministro por el COVID-19 y la guerra en Ucrania, que afectaron al níquel. Las circunstancias eran bastante adecuadas para que tomaran impulso. Las [baterías] de sodio compiten contra las LFP [litio-ferrofosfato].

Ambas tienen una menor densidad energética que las químicas basadas ​​en níquel. Como resultado, el sodio es más adecuado para aplicaciones que no tienen requisitos energéticos muy altos. Uno de los factores clave es la competitividad de costes. Si los precios del litio continúan cayendo drásticamente y las [baterías] LFP se vuelven cada vez más baratas, entonces será más difícil defender las de sodio«.

Batería de sodio

A pesar de ello, todo parece indicar que el impulso de las baterías de sodio es imparable. A principios de año, expertos de BloombergNEF estimaban que, cuando alcancen la suficiente escala, podrían costar la mitad que las LFP. Tampoco podemos perder de vista que no sólo prescinden del litio, sino también de otros materiales como el grafito, el cobre, el níquel o el cobalto (estos dos últimos tampoco están presentes en las LFP).

BYD ya ha comenzado a construir su primera gigafábrica de baterías de sodio, unas instalaciones que tendrán una capacidad de 30 GWh anuales. La sueca Northvolt por su parte recientemente presentó su primera generación de celdas de sodio, que con una densidad energética superior a los 160 Wh/kg, igualan las cifras exhibidas por las LFP.

«El mundo ha puesto grandes esperanzas en las [baterías de] iones de sodio y me complace decir que hemos desarrollado una tecnología que permitirá su despliegue generalizado para acelerar el proceso de transición energética. Es un hito importante para la propuesta de mercado de Northvolt, pero una tecnología como esta también es crucial para alcanzar los objetivos globales de sostenibilidad, al hacer que la electrificación sea más rentable, sostenible y accesible en todo el mundo», explica Peter Carlsson, CEO y cofundador de Northvolt.

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