
Carga ultrarrápida y más eficiencia: ¿merece la pena el salto a los 800 V?
Los nuevos sistemas de carga ultrarrápida permitirán reducir los tiempos de recarga de los futuros coches eléctricos. Explicamos cuales son sus principales puntos fuertes y débiles de una tecnología con todo el futuro por delante.

La tensión del sistema de un coche eléctrico influye en su rendimiento, eficiencia y potencia de carga. La mayoría de los modelos actuales utilizan una arquitectura de 400 voltios, pero algunos fabricantes han apostado por los 800 voltios o más para mejorar la potencia y reducir los tiempos de carga. ¿Es el futuro de la movilidad eléctrica o solo una ventaja para unos pocos modelos?
La tensión, medida en voltios (V), puede compararse con la presión del agua en una manguera: cuanto mayor sea, más energía se puede transportar. En los coches eléctricos, una tensión más alta permite reducir la intensidad de corriente (amperios), minimizando las pérdidas de energía y permitiendo el uso de cables más ligeros.
Mientras que un enchufe doméstico en Europa proporciona 230 V, el sistema de un coche eléctrico requieren tensiones mucho mayores.
400 V: el estándar consolidado

Los primeros coches eléctricos modernos adoptaron una arquitectura de 400 V, que sigue siendo la norma en la mayoría de los modelos, desde urbanos hasta berlinas y SUV. Su ventaja radica en la compatibilidad con la infraestructura de carga existente y en el menor coste de fabricación de sus componentes por ser un estándar establecido.
800 V: más rápido y eficiente, pero aún minoritario
Modelos como el Porsche Taycan o el Hyundai Ioniq 5 han sido pioneros introduciendo sistemas de 800 V. Esta tecnología permite transmitir más energía con menor intensidad de corriente, lo que se traduce en tiempos de carga más cortos y una mayor eficiencia. Además, al reducir el peso del conjunto, gracias a factores como el uso de cables mas finos y sistemas de refrigeración, lo que optimiza el peso y el espacio usado.
Sin embargo, la adopción masiva de los 800 V aún enfrenta desafíos:
- Los componentes electrónicos y baterías son más caros.
- La infraestructura de carga aún no está ampliamente preparada para soportar estas tensiones.
800V: ¿se convertirá en el nuevo estándar?
A pesar de sus ventajas, la tecnología de 800 V sigue siendo exclusiva de algunos modelos de alta gama. La mayoría de las estaciones de carga y los vehículos eléctricos continúan operando con 400 V, lo que garantiza su viabilidad en el mercado por muchos años más.
A corto plazo veremos tensiones aún mayores, con sistemas que alcanzan los 1000 V y permiten cargas de más de 1.000 kW. Sin embargo, para el usuario medio, la diferencia entre 400 V, 800 V o 1.000 V no será determinante en su día a día a corto plazo.