Las primeras pruebas del Opel Grandland eléctrico muestran sus fortalezas, y debilidades

El Opel Grandland Electric es una alternativa familiar para un SUV con más de 500 km de autonomía homologada. Una propuesta con buen confort y acabados que ha pasado por las manos de los primeros medios internacionales que destacan su equilibrio y eficiencia, aunque critican su sistema de frenado y algunos elementos ergonómicos.

Las primeras pruebas del Opel Grandland eléctrico muestran sus fortalezas, y debilidades
Opel Grandland Electric

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Publicado: 14/07/2025 09:08

Las primeras pruebas internacionales del nuevo Opel Grandland Electric ya están sobre la mesa, y las sensaciones generales apuntan a un modelo que da un gran paso adelante en refinamiento y confort, aunque con algunos aspectos por mejorar. Fabricado en Alemania y con baterías de origen europeo, este SUV eléctrico de nueva generación se posiciona como el más preparado para viajar de toda la gama Opel, y uno de los más equilibrados dentro del segmento.

Con 213 CV de potencia y un peso de 2.147 kg, el Grandland no es un cohete precisamente. Necesita 9.1 segundos para llegar a los 100 km/h, lo que no es mala cifra, pero que le colocan muy por debajo de algunos de sus rivales más cercanos dentro del segmento D. Por suerte, cuenta con una variante 4x4, que eleva la cifra hasta los 321 CV y la aceleración se queda en 6.21 segundos. Una mejora, pero de nuevo, por debajo de muchos de sus rivales.

A nivel dinámico, los probadores destacan una dirección precisa y un comportamiento predecible en curva, con una suspensión firme pero no incómoda, lo que supone que nos permite viajar cómodamente.

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Opel Grandland Electric

Eso sí, las pruebas han detectado un punto crítico: el sistema de frenos. Las distancias de frenado desde 100 km/h se situaron en torno a los 39-40 metros, lo cual fue calificado como “inaceptable” por algunos medios. Aunque la dosificación del pedal es correcta, la potencia de frenada parece insuficiente en condiciones reales. Además, el sistema de recuperación no ofrece modo de conducción con un solo pedal ni opción de avance por inercia, lo que limita las posibilidades de personalización.

En el apartado de confort, los probadores destacan que el habitáculo ofrece buen aislamiento acústico (66 dB a 130 km/h) y una calidad de rodadura más que correcta. Los asientos delanteros son cómodos y ofrecen buen soporte, aunque algunos probadores mencionan que la ergonomía no es perfecta, con mandos de climatización mejorables y ciertos botones demasiado integrados en la pantalla táctil. El interior, bien presentado, según los medios que han podido probarlo, no termina de reflejar del todo los precios de venta (entre 39.850 y 44.490 euros versiones de un motor y 57.650 euros la de dos motores).

Opel Grandland Electric: autonomía y consumo reales

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Opel Grandland Electric

La versión con batería de 82,5 kWh netos (con celdas fabricadas en Francia) homologa una autonomía WLTP de 523 kilómetros. Como siempre, de la homologación a la vida real puede haber una diferencia. En este caso, durante las pruebas realizadas por medios internacionales, el consumo medio registrado fue de 22,3 kWh/100 km, lo que deja una autonomía real en torno a 394 kilómetros con una carga completa. En viajes largos, la distancia recorrida entre paradas (del 10 al 80 % de carga) se sitúa en 276 kilómetros, con un tiempo de carga de 35 minutos.

Este rendimiento es más que razonable dentro del estándar actual de 400 voltios, aunque queda por detrás de algunos competidores que ya incorporan sistemas de 800 V con tiempos de carga mucho más reducidos.

Opel Grandland Electric: detalles a pulir

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Interior del Opel Grandland Electric

Entre los elementos mejor valorados del Grandland están la autonomía, la fabricación europea de la batería y el equilibrio general de su dinámica. También se agradece la incorporación de ayudas a la conducción con perfiles configurables, así como el sistema de info-entretenimiento con integración de Apple CarPlay y Android Auto.

No obstante, no todo es perfecto. Algunos aspectos de diseño interior (como los retrovisores pequeños o los reposabrazos poco funcionales) y una presentación general que catalogan de otro segmento son señalados como áreas de mejora. A ello se suma una cámara de aparcamiento poco intuitiva, la ausencia de datos de carga en tiempo real en el cuadro, y unas ayudas a la conducción que a veces resultan intrusivas.

En definitiva, el Opel Grandland Electric llega como una propuesta muy seria para quienes buscan un SUV eléctrico con buena autonomía, fabricación europea y confort de marcha. No es un modelo revolucionario, pero sí una evolución lógica y bien ejecutada en muchos aspectos. Solo queda pendiente afinar esos pequeños detalles que, en un coche de este precio, marcan la diferencia entre lo bueno y lo excelente.

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