La disputa entre el fabricante norteamericano Fisker, y el departamento de energía de los Estados Unidos ya ha tenido sus primeras consecuencias, además de la paralización de la actividad en sus oficinas americanas y el despido de parte de los trabajadores que realizaban su actividad en las mismas, Fisker ha confirmado que este imprevisto supondrá irremediablemente el retraso indefinido del proyecto Nina, un nuevo eléctrico con extensor de autonomía pensado para competir en el segmento del BMW Serie 3, y que tenía el otoño del 2013 como fecha de llegada al mercado.
Ahora este interesante proyecto quedará en suspenso, así como el futuro de la propia compañía, un futuro que depende por completo de la inyección de los restantes 336 millones de dólares asignados en forma de préstamos por parte de la administración norteamericana a Fisker Automotive y que deberían ser usados para la puesta en marcha del segundo modelo y la planta de producción local.
Según las autoridades reguladoras, las razones para esta paralización de las entregas, se deben principalmente a que Fisker no ha cumplido con los objetivos marcados dentro de las condiciones para la entrega de estas cantidades, una decisión que llega dentro de un clima de desconfianza después de la monumental quiebra de Solyndra, una empresa dedicada a la fabricación de panales solares, que ha dejado 535 millones de dólares en préstamos que no serán devueltos.
El tiempo corre en contra de Fisker, que a pesar de tener un buen producto, lo limitado de su catálogo hace que sea extremadamente urgente su ampliación para lograr un nivel de producción mínimo para sacar la empresa adelante, una labor que cada día que pasa, se convierte en una cuesta arriba más y más pronunciada.
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Fuente:
Autocar
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