Los vehículos movidos por un motor que funciona a base de aire comprimido son casi tan antiguos como la propia automoción, pero sus muchos problemas, empezando por la poca eficiencia, han ido retrasando su llegada al gran público. Pero una pequeña empresa francesa, MDI, se negaba a creer que no se podría diseñar y fabricar un coche movido por un motor que funciona con aire comprimido y es por eso que ha pasado los últimos años trabajando en un diseño funcional. Pero a pesar de las muchas bondades del sistema, una circulación libre de emisiones y un sistema relativamente económico, necesitaba un impulso, un empujón que el pasado año llegó en la forma del gigante indio Tata, que ha invertido en MDI para hacer realidad la llegada al mercado de este modelo.
El AirPod, aparte de un diseño que deja mucho que desear, destaca por una configuración de ruedas 1+2 que nunca ha triunfado en la industria de la automoción y que a primera vista transmite una sensación de poca estabilidad. Dispone de capacidad para tres pasajeros y un acceso extremadamente cómodo mediante una luna que se abre totalmente, ofreciendo un gran espacio de entrada.
La conducción se realiza con un joystick, lo que nos ahorra espacio y evita las complicaciones de poner un volante, como la que podemos ver en el Hiriko, aunque en el lado negativo suponemos que hacerse con el control no será tan sencillo como con el método tradicional.
Su funcionamiento es relativamente simple, dispone de un motor cuyos pistones son movidos en lugar de por explosiones como en los motores de combustión, por aire comprimido, lo que le permite al igual que los coches eléctricos, una circulación totalmente libre de emisiones contaminantes, aunque si emite un ruido similar al de un cortacesped.
En cuanto a sus prestaciones, sus diseñadores aseguran que dispondrán de versiones limitadas a 45 km/h y una que alcanzará los 80 km/h, mientras que la autonomía estará entre los 150 y los 220 kilómetros con cada depósito. La recarga de un depósito necesita unos dos minutos, el problema es que no puede realizarla en cualquier enchufe y necesita una infraestructura que inyecte aire comprimido, mientras que el coste operativo se estima en unos 50 céntimos cada 100 kilómetros.
La principal crítica a este sistema según los expertos, es que a pesar de que se trata de una tecnología mucho más eficiente que los motores de combustión, el problema es que la energía necesaria para comprimir el aire es más elevada que la de los motores eléctricos ya que cuando comprimes el aire, se pierde mucha energía durante el proceso.
Sin duda que la llegada de Tata al accionariado de MDI ha supuesto un importante impulso a una tecnología que según sus creadores, podría poner un modelo en el mercado por unos 7.000 euros, una alternativa de un coste razonable a la que le ha llegado la hora de decidirse si saltar al mercado o desaparecer para siempre en el baúl de los recuerdos, aunque si logran poner una unidad en el mercado, deberían replantearse seriamente un rediseño completo de su apariencia.
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Fuente | Youtube
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