La actualización del Tesla Roadster nos desvela otra de las grandes ventajas del coche eléctrico
Hace unos días hemos sido testigos de algo que pocas veces hemos visto. Un fabricante lanzando una actualización que permite a sus clientes mejorar de forma sustancial las prestaciones de su coche. Hablamos del Tesla Roadster, cuyos propietarios podrán instalar un nuevo pack de baterías que junto con otras actualizaciones, como un kit aerodinámico y nuevos neumáticos, disparan su autonomía hasta los 650 kilómetros.
Esto nos lleva a pensar en que gracias a la teórica durabilidad de sus componentes, motor, controlador y demás, el coche eléctrico sólo tiene una parte de sus sistema de propulsión que necesitará una renovación. La batería.
Si el resto de fabricantes siguen el ejemplo de Tesla, un propietario que compre una unidad teóricamente no tendrá que cambiar de coche en varias décadas. Al menos desde el punto de vista de su durabilidad mecánica, otra cosa es el cambio por modas, novedades tecnológicas, o por simple aburrimiento.
Por ejemplo podemos pensar en los propietarios del Nissan LEAF o el Renault ZOE que dentro de cinco o diez años tengan unas cantidades más que importantes de kilómetros en sus contadores. Tanto motor como el resto de componentes deberían estar en perfectas condiciones, y solamente necesitarán sustituir sus baterías.
Unas baterías que con el paso del tiempo verán reducido su precio hasta convertirse en un elemento accesible incluso para los presupuestos menos generosos. Si hoy en día cambiar la batería del LEAF cuesta unos 6.000 euros, podemos pensar que dentro de 10 años este precio debería ser al menos la mitad.
El resultado es que los conductores podrán saltarse como mínimo uno o dos cambios de coche antes de tener que afrontar la adquisición de uno nuevo.
Un dineral que a la hora de afrontar la compra de un eléctrico no solemos tener en cuenta, y que después de la vivienda la compra de un coche se ha convertido en uno de los gastos más importantes en la economía familiar.