Podemos leer en el New York Times la noticia de que China aumentará la producción de coches eléctricos de los apenas 2,100 el pasado año hasta los más de 500,000 unidades durante los próximos dos años.
Seguir Leyendo…
La noticia ha echo saltar las alarmas de los productores americanos y europeos con sus caros y sencillos modelos que poco podrán hacer ante las buenas prestaciones y bajos precios, como el BYD E6 que promete 400 kilómetros de autonomía y 160 km/h de velocidad máxima. Parece que las altas instancias del gobierno Chino ha declarado el desarrollo de este tipo de vehículos prioritario por lo que se han invertido grandes cantidades de dinero ante la cada vez mayor dependencia del gigante asiático del petróleo foráneo.
Hace tiempo que los expertos han avisado del enorme potencial Chino en este sector, pero puede servir como aliciente a los constructores occidentales para que pongan en el mercado los muchos modelos que podemos encontrar en internet pero que rastrasan su lanzamiento por diferentes motivos, casi siempre relacionados con el tema económico o miedo a ser los primeros.
Varios puntos son los que pueden frenar la avalancha China, el principal es el tema de seguridad, que no es una prioridad para los constructores del país y que tantos problemas les ha acarreado a la hora de entrar en los mercados foráneos. La demanda de estos vehículos tienen un muy limitado mercado nacional, por su precio superior a los modelos gasolina lo que los convierte en mercancía casi exclusiva para su exportación.
La solución es obvia, y no es otra que negociar con un constructor occidental para juntar recursos, como el fabricante Changan que ha llegado a un acuerdo con Ford para el lanzamiento de un modelo totalmente eléctrico en el mercado estadounidense.
De todas maneras China tiene otros duros competidores, los fabricantes japoneses y Coreanos disponen de una tecnología más avanzada y una imagen sólida, lo que les podría dar la ventaja suficiente, mientras los Europeos están a verlas venir.