Range Anxiety es un término asociado a los coches eléctricos por el cual el conductor de uno de estos vehículos tiene la sensación de que la autonomía disponible podría no ser suficiente para alcanzar el punto de recarga más próximo, una definición de la que General Motors ha hecho bandera para publicitar su híbrido con extensor de autonomía. Pero ahora se empieza a hablar de «Gasoline Anxiety» que se aplica en sentido contrario y es un término aplicado a los conductores de coches con motores de combustión que ven como su preocupación se centra en la imparable e injustificable subida de los precios de los carburantes que están convirtiendo conducir en un lujo cada vez al alcance de menos personas.
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Hace unas semanas que hemos visto un clarificador artículo de Jesus sobre que los precios de los carburantes que según el presidente del grupo Renault-Nissan ayudarán a la expansión de los eléctricos, algo que muy probablemente ayude el peso que está teniendo la exagerada subida de los precios de los carburantes que sin duda pesará a muchas familias a la hora de coger el coche.
Y es que no debemos olvidar que en enero del 2009 el litro de gasoleo costaba 84 céntimos de euro lo que en un vehículo medio con un depósito de 50 litros costaba 42 euros, a día de hoy llenar el mismo depósito nos cuesta 61 euros, lo que supone una subida de casi 10 euros al año y lo peor, o mejor, es que el precio no solamente no parece encarar una bajada si no que estamos según los expertos ante el final de petroleo barato que todavía está por mostrar su capacidad de subida cuando el barril alcance picos de 170 dólares el barril.
