Mes a mes estamos siendo sorprendidos por las cifras de ventas de coches eléctricos en Noruega. Especialmente llamativas son las cifras que el Tesla Model S está logrando en el país nórdico. Un estado cuya economía depende en gran medida de la venta de petróleo, pero que se ha volcado con los coches eléctricos.
Podríamos pensar que los noruegos tienen una mayor conciencia eco, pero con los números en la mesa, la economía es sin duda uno de los mayores atractivos para este tipo de vehículos. El comprador de un coche eléctrico tiene acceso a una serie de exenciones fiscales en un país donde los impuestos son especialmente elevados. A esto sumamos otros privilegios como los viajes en ferry gratis, aparcamiento, recarga…el resultado, un ahorro más que considerable.
Según la revista Business Times, el comprador de un Model S en noruega logra un ahorro en la compra del vehículo de unos 98.000 euros sólo en impuestos. Si a esto sumamos la disponibilidad de una red de supercargadores, donde pueden recargar gratis, además de los privilegios que hemos comentado anteriormente, la ecuación se cierra y convierte la opción eléctrica en la más lógica.
Y es que si en España comprarse un Porsche Panamera costase casi tres veces más que un Tesla Model S Performance, o un Audi S6 algo más del doble, está claro que las ventas se decantarían hacía el modelo americano, por muy petrolhead que uno sea.
Evidentemente si a esto le sumamos la red de supercargadores que permite a los noruegos moverse por las principales vías del país sin preocupaciones de autonomía, el aparcamiento gratuito, moverse por carriles bus…tendrían que reforzar el suelo de los concesionarios Tesla ante la avalancha de compradores.
Puede que no sea necesario llegar al extremo noruego, sobre todo por que nosotros no nos lo podemos permitir. Pero lo que si está claro es que con las medidas adecuadas, no hay que esperar décadas para que el coche eléctrico sea una alternativa al motor de combustión.
El Tesla Model S en Noruega ha encontrado un caldo de cultivo perfecto. Una clase política y una sociedad concienciada, y una renta per cápita elevada, la tormenta perfecta que nos permite asomarnos a como serán nuestras ciudades dentro de muchos muchos años…en una galaxia muy lejana.
Vía | Ibtimes
