Opinión. Sobre el plan de Madrid para la expulsión del coche privado del centro de la ciudad

El equipo de gobierno de Madrid está trabajando en medidas que reduzcan las emisiones contaminantes en el centro de la ciudad. Medidas a corto plazo, como la limitación de velocidad o de aparcamiento, pero también con proyectos a medio y largo plazo.

El principal problema es que incluso en los días más claros, dentro de la M30 los niveles de partículas sigue siendo muy elevados. Es por eso que desde el ayuntamiento se están preparando para un plan más ambicioso a medio y largo plazo. La idea es trabajar en medidas que permitan ir reduciendo el espacio que ocupa el coche privado, para tratar de reducir de esa manera el impacto directo de las emisiones en la salud de los madrileños.

Muchos comerciantes y residentes ven con desconfianza este proyecto. No es fácil retirar el acceso al centro al coche privado, si no se hace de una forma ordenada y ofreciendo alternativas. Desde el consistorio se pretende reducir el atractivo del centro a los vehículos privados, y llegar a la peatonalización de zonas como Chueca.

El problema es que hablamos de dos cosas diferentes, englobadas por la administración en una misma denominación. Coche privado y emisiones. Algo que ya no tienen que ir de la mano gracias a los coches eléctricos. La cuestión es que si Madrid tiende a desincentivar la entrada de vehículos por culpa de las emisiones, algo totalmente natural y razonable, la pregunta es que pasará cuando la flota de vehículos sea principalmente eléctrica.

Entonces estos cambios drásticos introducidos no servirán de nada. No al menos desde el punto de vista de la reducción de emisiones que será fruto del cambio de hábitos de los usuarios,  no de un costoso proyecto que necesitará poner patas arriba la ciudad para la instalación de sistemas que detecten las matrículas infractoras, hasta la propuesta de cambiar el pavimento por adoquines para hacer más incómoda la circulación a los turismos.

No hay lugar a dudas que las ciudades del mañana tienden a incentivar al peatón por encima del coche privado. Pero lo que no puede ser es que un plan para la reducción de emisiones sea el culpable de la expulsión del coche privado de ciudades como Madrid, cuando estas emisiones pueden ser reducidas de forma importante simplemente cambiando el modelo energético.

Algo que tendrá menor coste para las arcas públicas, y también menor impacto en los negocios situados en el centro de la ciudad que podrían verse perjudicados en favor de las grandes superficies si no se puede acceder en coche. Algo comprensible repetimos desde el punto de vista de la búsqueda de la reducción del coche en la ciudad, pero que pierde fuerza al contar con planteamiento principalmente de reducción de emisiones.