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Nissan y Toyota. Dos formas diferentes de afrontar la investigación en baterías para coches eléctricos

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Nissan y Toyota son dos fabricantes que han decidido tomar dos caminos diferentes en cuanto a la investigación de baterías para coches eléctricos.

Mientras que Nissan ha optado por buscar una solución que permita mejorar en la medida de lo posible las capacidades a corto plazo, Toyota por su parte ha tomado el camino más largo, buscando un diseño que sea rompedor a nivel tecnológico.

Nissan está investigando en encontrar la forma de aumentar las capacidades de las actuales baterías, usando para ello elementos como los aditivos. Uno de ellos es el dióxido de silicio amorfo.

el fabricante japonés ha confirmado el desarrollo de un nuevo y revolucionario método de análisis atómico. Este examina la estructura del dióxido de silicio amorfo, considerado como la clave para aumentar la capacidad de las baterías de litio, lo que permite a los investigadores comprender mejor la estructura de los electrodos durante los ciclos de carga.

Este diseño permite dar un paso adelante en dos de los aspectos claves de las actuales baterías, Por un lado mejora la densidad energética de las celdas, lo que permite meter más kWh en los mismos espacios. Por otro lado se trata de una configuración que mejora la vida útil de la propia batería. Un desarrollo que podría dar sus frutos comerciales a corto plazo, con un desembarco que se puede producir coincidiendo con la llegada de la segunda generación de coches, que se producirá entre 2017 y 2018.

Toyota

Toyota por su parte se ha embarcado en un viaje mucho más largo. El fabricante nipón ha optado por investigar en el prometedor apartado de las baterías de iones de magnesio.

En el lado positivo de esta tecnología encontramos que el magnesio es divalente, y puede proporcionar el doble de carga por ion que el litio. Su densidad energética teórica es de 3.833 mAh/cm3 contra los 2.061 mAh/cm3 del litio, casi el doble. En segundo lugar el magnesio es muchísimo más abundante que el litio, y además es más estable. En teoría las baterías de iones de magnesio podrían ofrecer un buen rendimiento electroquímico siendo más seguras y baratas que las de litio.

En el lado e los peros de esta tecnología, encontramos su incompatibilidad entre ánodos y electrolitos. Los electrolitos usados convencionalmente provocan la formación de una capa de iones de magnesio sobre el ánodo de magnesio que bloquea su funcionamiento. Para evitar este efecto se usan otros tipos de electrolitos de organohaloaluminatos que solucionan el problema pero que en contrapartida limitan el voltaje de funcionamiento de la batería.

Pero sin duda el mayor pero, sobre todo para los usuarios, es que la tecnología de Toyota todavía tiene unos 20 años por delante para llegar al mercado. Sin duda un contra de mucho peso.

Dos formas de afrontar el desarrollo de baterías para coches eléctricos. Una a corto plazo, y otra que se pierde en el horizonte.

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Vía | Autonews

 

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