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Toyota se mantiene sola y fiel al hidrógeno mientras las ventas de eléctricos a baterías se disparan

La apuesta por el hidrógeno de Toyota puede salirle muy cara en el futuro si la evolución del mercado continúa siendo la misma que hasta ahora: los coches eléctricos a batería, de los que Toyota ha renegado desde hace años, se están convirtiendo en el sustituto más probable del coche de combustión en la era post-petróleo.

Pillada la segunda generación de coches FCEV de Hyundai con pila de combustible de hidrógeno

Curiosamente, Toyota se caracterizó durante años por una gama híbrida que combinaba un motor de gasolina y otro eléctrico, por lo que su transición al coche 100% eléctrico debería ser en teoría mucho más sencilla que en el caso de otros fabricantes. Sin embargo, su rechazo al coche eléctrico la puede sumir en una clara desventaja tecnológica en un mercado en auge y cada vez más competitivo.

Los otros dos grandes fabricantes que han invertido en el hidrógeno, Hyundai y Honda, están apostando con mayor fuerza por los eléctricos a batería, en el caso de la primera con una gama completa formada por los Hyundai IONIQ EV y Kona EV, así como los KIA Soul EV y Niro EV, mientras que Honda dará el pistoletazo de salida en 2019 a su nueva gama eléctrica con el objetivo de ofrecer un derivado eléctrico de cada modelo de su catálogo para 2025.

El Toyota Mirai, un sedán medio dotado de una pila de combustible, está resultando ser un fiasco para sus creadores, pues sus menos de 5.000 unidades vendidas contrastan con las casi 300.000 del Nissan LEAF. Y todo a pesar de que el coche se vende a un precio (57.000 dólares) muy inferior a su coste real.

La culpa de esta situación es en gran parte el elevado coste de este tipo de tecnología, así como la falta de hidrogeneras (recordemos que California, una de las zonas con mayor número de estaciones de carga para coches de hidrógeno, cuenta con apenas 30, mientras que Japón con 91). Sin interés por el resto de la industria, la pila de combustible no reducirá sus costes y no mejorará sus prestaciones, condenándola al ostracismo.

Frente a esta situación, Toyota ha afirmado que invertirá en las baterías de electrolito sólido. Una apuesta que podría salvarla del garrafal error de llegar de las últimas al mercado del coche eléctrico. ¿Conseguirá reponerse? Dentro de unos pocos años lo sabremos.

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Fuente | Bloomberg

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