Trump considera imponer un 25% de aranceles a la entrada de coches desde Europa. ¿Qué consecuencias tendría una guerra comercial para marcas como Mercedes, BMW o Tesla?

Trump considera imponer un 25% de aranceles a la entrada de coches desde Europa. ¿Qué consecuencias tendría una guerra comercial para marcas como Mercedes, BMW o Tesla?
Trump considera imponer un 25% de aranceles a la entrada de coches desde Europa. ¿Qué consecuencias tendría una guerra comercial para marcas como Mercedes, BMW o Tesla?

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Publicado: 03/06/2018 09:00

Durante una conversación con el presidente francés Emmanuel Macron, su homólogo norteamericano Donald Trump ha confirmado que trabaja en un proyecto para imponer nuevos aranceles, esta vez sobre la importación de coches desde Europa. Un movimiento muy agresivo que supondrá elevar el apenas 2.5% actual que deben pagar los vehículos europeos, por el 25%.

Esto sin duda sería un duro golpe para una industria europea, que tiene en los Estados Unidos uno mercado clave de sus exportaciones y que el pasado año ha sido el destino de unas exportaciones europeas valoradas en unos 48.500 millones de euros, de las cuales un 50% han sido de fabricantes alemanes.

Un movimiento que tendrá sus consecuencias para el sector del coche eléctrico. De momento las marcas apeas han comenzado a desplegar sus fábricas de este tipo de vehículos, y no han llegado a una fase de expansión de las mismas fuera de sus fronteras. El ejemplo es Alemania, que está primando el levantar nuevas instalaciones para este tipo de vehículos dentro de sus fronteras.

De momento exceptuando a Daimler, el resto de marcas no tienen planes de levantar fábricas de coches eléctricos en Estados Unidos. Y lo mismo sucede al otro lado del Atlántico. Ningún fabricante americano tiene a la vista una instalación de coches eléctricos en Europa al menos hasta 2020.

Esto quiere decir que si sale adelante la iniciativa del presidente Trump, es de esperar una respuesta similar desde el viejo continente. Algo que supondría de confirmarse que los coches que llegan a Europa desde Estados Unidos pasarán de pagar el 10%, al 25%. Un importante subida que sin duda impactará en los precios y en el margen de beneficio de las marcas.

Si hacemos una estimación, por ejemplo el Tesla Model 3, que en Europa en su versión Long Range arrancará en torno a los 50.000 euros, impuestos y aranceles incluidos, pasaría a costar 57.500 euros. Por su parte la versión Standard lo haría de los 40.500 euros estimados, a los 46.500 euros. Sin duda un duro golpe para el modelo americano.

Pero peor será el destino de los modelos europeos que quieran emprender el camino de Estados Unidos, ya que sus aranceles sufrirán un aumento todavía mayor. Por ejemplo, el BMW i3, que arranca en los 44.450 dólares en el mercado americano, y que si le incrementan los aranceles hasta el 25% vería como su coste se dispara hasta los 54.400 dólares. Un despropósito.

La cuestión es que para los expertos, la imposición de los aranceles no es algo para nada descartable. Sobre todo a la vista del desequilibrio de la balanza de importaciones y exportaciones en este sector entre Estados Unidos y Europa. Según la consultora JATO Dynamics, mientras que las marcas alemanas han logrado hacerse con el 4% del mercado americano en el primer trimestre de este año, las norteamericanas apenas han llegado al 0.3% del alemán en el mismo periodo. Algo que da más alas a la posibilidad de los aranceles.

Unos aranceles que afectarán según los expertos, más a las marcas premium, como BMW, Porsche o Mercedes, y algo menos a otras como Volkswagen.

La conclusión es que las marcas deberán comenzar a realizar una planificación que contemple la expansión de la producción de sus futuros modelos eléctricos de forma local. Y es que la amenaza de aranceles puede acelerar los planes de algunas marcas de realizar la producción de sus coches tanto en Estados Unidos, como en Europa. Algo que entre otras cosas, permitirá reducir el impacto medioambiental del traslado de millones de coches vía marítima, pero que puede cortar las alas a las marcas menos preparadas para afrontar esas grandes inversiones.