La pasada semana el mundo del automóvil se estremeció ante el anuncio de Elon Musk de sacar a Tesla del mercado bursátil. Algo que le permitiría controlar con más tranquilidad la compañía sin los problemas de tener que presentar resultados en cada trimestre. Una estrategia pensada para un desarrollo más a largo plazo del fabricante norteamericano.
Por supuesto desde entonces se han lanzado valoraciones tanto positivas como negativas de la propuesta de Musk, que supondría la recompra de las acciones en manos privadas por un valor de 420 dólares por título. Algo que disparó temporalmente las acciones hasta sus máximos anuales.
Mientras que Elon Musk termina de concretar como logrará completar esta enorme operación, algunos medios empiezan a filtrar información que nos pueden dar algunas pistas de por donde pueden ir los tiros. Y curiosamente entre los mejor posicionados para convertirse en accionistas importantes de Tesla se han colocado los saudíes.
Medios como Bloomberg indican que el fondo soberano del reino de Arabia Saudita se han puesto en contacto con Tesla para apoyar económicamente la operación de «privatizar» Tesla. Algo que ha hecho saltar algunas alarmas por tratarse de una operación de gran calado en una empresa estadounidense, y relacionada con las nuevas formas de movilidad.
Desde el punto de vista conspiranoico, se ha visto este acercamiento como una forma de uno de los principales productores de petróleo de tomar el mando de una de las empresas que más fuerte están empujando el sector del coche eléctrico. Un gran enemigo al que aprovecharían para hacer descarrilar.
Una operación que de ponerse en marcha, tendrá que afrontar grandes retos, como el recibir la aprobación por parte de las autoridades regulatorias de Estados Unidos. Algo que no parece del todo fácil.
Pero la cuestión es que Arabia Saudita está en pleno proceso para diversificar su economía del petróleo mediante el plan Visión 2030. Para ello han puesto en marcha un megaproyecto, que supondrá la venta del 5% de la joya de la corona, la petrolera Aramco. Un dinero que formará un enorme fondo que estará valorado en 2 billones de dólares (billones europeos) con los que comprar activos fuera de la industria petrolera.
Es por eso que resultaría cuando menos contradictorio que dedicasen dinero a la compra de Tesla, para luego boicotearla.
A este argumento se suma una distribución del accionariado de Tesla muy repartido. Una parte está en manos de los principales directivos, como Elon Musk, el director técnico, JB Straubell, y el director económico, Deepak Ahuja. Además un importante número está en manos institucionales, un 58.72% según las últimas estadísticas.
Unos organismos que seguro mirarán con lupa todo lo que haga un socio como Arabia Saudita. Y para terminar otra buena porción de las acciones está en manos de inversores privados, de los cuales muchos son fans de la marca, a los que no les importa la marcha de las acciones, y no venden bajo ninguna circunstancia.
