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Arabia Saudita nos muestra de una forma clara por qué tenemos que apostar mucho más fuerte por el coche eléctrico. Amenaza con subir el petróleo a 400 dólares el barril

Seguramente muchos estaréis al tanto del escalofriante caso del periodista de Arabia Saudita desaparecido de la embajada del país árabe en Turquía. Un caso realmente estremecedor que ha elevado las tensiones entre los saudíes y las potencias occidentales. Y cuando hablamos de tensión en este país, hablamos irremediablemente de petróleo.

Desde Estados Unidos se ha afirmado que si se demuestra que el gobierno de Riad está detrás de la desaparición de este periodista, habrá castigo. Algo que ha tenido una dura respuesta por parte del gobierno saudí avisando de las consecuencias que tendrían acciones contra el país.

De momento unos y otros no pasan de las palabras, pero algunos periodistas como Turki Aldakhil (del canal Al Arabiya, propiedad del gobierno saudí), ha lanzado una amenaza. Aldakhil ha indicado una escalada explosiva de los precios del petróleo: «Si las sanciones estadounidenses se llegan a imponer sobre Arabia Saudí, nos enfrentaremos a un desastre económico que sacudirá al mundo entero», afirmando que «si los 80 dólares del petróleo enfadaron a Trump, nadie debería descartar que el precio suba hasta los 100 o los 200 dólares, o incluso el doble de esa cifra«.

Las consecuencias de esta acción serían difíciles de calcular, ya que se trata de un escenario muy complicado de alcanzar ya que dañaría tanto a los compradores como a los vendedores. Según Warren Patterson, analista de materias primas para ING. «Si es algo que los saudíes planean hacer, sería un disparo en el pie. En el corto y medio plazo veremos una gran destrucción de la demanda, pero el problema mayor es a largo plazo«.

Opinión: El coche eléctrico, la gran alternativa

Pero semejante amenaza puede tener sus consecuencias positivas, no sólo para la propia Arabia Saudita, sino para el resto de mercados que dependen de la importación de su petróleo.  Este caso puede servir de espoleta para convencer a los más indecisos a la hora de poner en marcha medidas para reducir lo antes posible nuestra enorme dependencia del petróleo.

Gracias a este posible escenario, aquellos que buscan acelerar la transición contarán con otro poderoso argumento para lograr que las administraciones reafirmen su compromiso con la transición hacía formas de movilidad más sostenibles. No sólo en el transporte personal, sino también en el industrial.

Además estos movimientos deben reforzar los trabajos para lograr desarrollar una industria del reciclado de componentes que permitan reducir el uso de plásticos fabricados con el propio petróleo. Algo que supondrá menos necesidad de importar el oro negro, que como vemos va camino de convertiste en diamantes por su coste.

Aspectos que se completan con el impulso que el uso de vehículos eléctricos tendrá sobre las energías renovables. Un conglomerado de beneficios que nos permitirá dejar atrás no sólo la era de la adicción al petróleo, sino también el poder de algunas dictaduras que usan nuestra dependencia amenaza para cometer toda clase de atropellos a los derechos humanos.

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Vía | Bolsamania

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