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Para la Comisión Europea, el hidrógeno será estratégicamente importante para la independencia energética y el futuro de Europa

La búsqueda de alternativas más sostenibles a los combustibles fósiles es una carrera con muchas décadas de duración. Ahora la Comisión Europea ha compartido algunas líneas de su proyecto para lograr que Europa sea neutra en emisiones para 2050, y donde el hidrógeno jugará un papel muy importante.

Bruselas ha mostrado algunas de las líneas por donde discurrirá la futura estrategia, donde se pondrán en marcha programas de ayudas públicas valorado en varios miles de millones de euros para desarrollar un sistema de transporte mediante hidrógeno. Un movimiento que ya hemos visto en diferentes momentos, pero que siempre han quedado sepultados por la falta de continuidad en las inversiones y el coste de las infraestructuras o los vehículos.

Para Thierry Breton, comisionado a cargo de industria en la UE, la tecnología del hidrógeno «será estratégicamente importante para la independencia energética y el futuro de Europa».

Los retos según el Sr Breton son varios, desde el lograr una producción limpia del propio hidrógeno, usando las cada vez más extendidas energías renovables, hasta conseguir que los precios de los vehículos bajen, y también el tema crucial de la distribución y almacenamiento del hidrógeno.

Para este apartado desde Europa se propone una idea novedosa, que sería fundamentalmente aprovechar la infraestructura de distribución de gas natural, que según Kadri Simson, comisionada de energía de la UE, podría ser fácilmente adaptable para enviar hidrógeno a las estaciones de repostaje. Un gas natural que está muy expuesto a los movimientos geopolíticos y que supone uno de los principales focos de dependencia energética de Europa.

Otro de los apartados que muestran que algo está cambiando entre los políticos de cara al hidrógeno es que ya se asume que esta tecnología tendrá poca repercusión en el transporte ligero, y sus aplicaciones se centrarán principalmente en el transporte pesado y la aviación. 

Algo que se refrendan desde organizaciones como Transport & Environment, cuyo director ejecutivo William Todts ha señalado que existen tres grandes problemas con el hidrógeno: requiere una infraestructura muy costosa, sus vehículos son más caros que otras alternativas eléctricas, y el hidrógeno en sí es menos competitivo que sus rivales como las baterías.

Un hidrógeno que los expertos indican que necesitará no sólo un impulso económico para reducir costes y extender la red de repostaje, sino que tendrá que venir acompañado por regulaciones públicas que fuercen a los operadores a comenzar a transformar sus flotas con vehículos eléctricos dotados de una pila de combustible. Un empujón en forma de regulaciones que podría abrir las puertas a la reducción del uso de combustibles fósiles en Europa más allá del transporte personal.

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