Cuando Renault comenzó a comercializar su gama eléctrica Z.E. entre los años 2011 y 2012, lo hizo ofreciendo una modalidad de compra muy particular: los clientes adquirían el automóvil, pero no así sus baterías, por las que había que pagar una cuota de alquiler mensual. Este movimiento permitía ofrecer los vehículos a precios más asequibles, si bien tenía como contrapartida unos costes operativos más elevados.
Otro de los puntos esgrimidos por Renault a la hora de defender el alquiler de baterías era que, en caso de degradación o fallo, los costes recaían en el fabricante y no en el cliente, un argumento de peso en un momento en el que el envejecimiento de los coches eléctricos todavía era una incógnita… pero que con el paso de los años ha ido perdiendo razón de ser.
Por ello, en los últimos años Renault comenzó a introducir poco a poco la opción de adquirir las baterías, y más recientemente, incluso ha llegado a eliminar la opción de alquilarlas en la inmensa mayoría de mercados, incluyendo el español. Aparentemente esto no ha tenido consecuencias negativas para las ventas de sus modelos eléctricos; de hecho, el Renault ZOE es el coche eléctrico más vendido de Europa en lo que va de año.
Sin embargo, la razón definitiva para abandonar el alquiler de baterías la encontramos en el enorme esfuerzo burocrático que suponía para la compañía esta modalidad, que además también hace más complicada la venta de los vehículos de segunda mano, pues el contrato debe pasar de un propietario a otro.
Si bien el pack puede adquirirse de forma retroactiva, primero se debe estudiar el estado de la batería y realizar una oferta individual a cada cliente, un proceso relativamente complicado para los distribuidores. Por lo tanto, Renault ha decidido eliminar el alquiler de baterías, pues es un modelo poco práctico de mantener para la propia marca, sobre todo ahora que las ventas de coches eléctricos se están disparando.
En palabras de Martin Zimmermann, jefe de comunicaciones y miembro de la junta de Renault, el alquiler de baterías es un sistema obsoleto, sobre todo si se tiene en cuenta que los packs son mucho menos propensos a sufrir fallos de lo que se temía inicialmente; además, las cada vez mayores ayudas estatales a la compra de coches eléctricos en Europa hacen innecesaria esta modalidad.
Fuente | Ecomento
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