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Tesla recurrirá a un segundo proveedor de baterías LFP para blindarse ante la futura escasez de níquel

Durante años, las baterías LFP (litio-ferrofosfato) estuvieron a la sombra de las NCM y NCA debido a que su inferior densidad energética. Sin embargo, los diferentes avances logrados en esta química durante los últimos tiempos están dándole un impulso cada vez mayor a una tecnología que muchos consideran clave para la popularización del coche eléctrico.

Una de las claves de las baterías LFP es su bajo precio en relación a otras alternativas; de hecho, su coste ya es inferior a los 100 dólares por kWh, cifra considerada por muchos expertos como la «barrera» a partir de la cual se igualan los costes de los modelos eléctricos a los de los térmicos. Pero estas son solo algunas de sus numerosas ventajas.

Para empezar, la estabilidad térmica y la seguridad de las baterías LFP es muy superior, siendo casi imposible que se incendien. Además, resultan especialmente longevas, superando con creces la vida útil del propio automóvil. Por otro lado, a la temperatura adecuada (uno de sus principales inconvenientes es un peor rendimiento con frío, algo que se soluciona fácilmente mediante un sistema de climatización adecuado) cargan más rápido.

Los principales defensores de la química LFP han sido durante años los fabricantes chinos, como demuestran las avanzadas baterías «Blade» de BYD. Sin embargo, marcas europeas como Renault o Volkswagen también planean utilizar esta tecnología en sus respectivas gamas de coches eléctricos asequibles, previstas para 2024-2025.

Una de las primeras compañías occidentales en utilizar esta solución en un coche eléctrico de gran difusión fue Tesla, que comenzó a emplear celdas LFP de origen CATL el año pasado en el Model 3 Standard Range Plus RWD fabricado en Giga Shanghái. La firma ya ha confirmado que estas baterías se irán extendiendo paulatinamente al resto de sus modelos de acceso.

La apuesta de Tesla por las baterías LFP no solo se debe a su asequibilidad, sino también a la escasez de níquel que golpeará próximamente a la industria, predicha recientemente por el propio Elon Musk. Para evitar que su capacidad de producción se vea afectada por la falta de esta materia prima estratégica, Tesla empleará todavía más baterías libres de ella (es decir, las LFP, que también prescinden de otros minerales costosos y escasos como el cobalto).

Ahora, un informe publicado por Reuters señala que Tesla estaría negociando con un segundo proveedor (EVE Energy) el suministro de más celdas LFP para Giga Shanghái. «Tesla está en conversaciones con el fabricante de baterías chino EVE Energy para añadir la empresa a la cadena de suministro de la fábrica de Shanghái. […] Tesla ha estado trabajando en estrecha colaboración con EVE Energy para que sus baterías cumplan con sus requisitos, ya que su objetivo es traer al proveedor como control y equilibrio contra CATL».

Fuente | Reuters vía Electrek

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