La pregunta del millón se va despejando: «¿qué coche me compro? ¿gasolina, diésel, GLP, eléctrico, híbrido…?». A largo plazo la respuesta está clara: eléctrico, empezando por la obviedad de que a partir de 2035 será eléctrico o eléctrico (incluyendo pilas de combustible y térmicos de hidrógeno, si los hubiere). La siguiente pregunta a responder sería: «¿cuándo me compro un coche eléctrico?».
Actualmente los fabricantes no pueden cubrir la demanda de coches eléctricos por restricciones de componentes y materias primas. No hay una fecha clara a partir de la cual eso se vaya a solucionar. La crisis de los microchips se daba por terminada en 2022 (en 2021) y no ha caído esa breva. Los precios van subiendo y subiendo, las listas de espera se van acumulando, incluso los usados se resisten a caer de precio (o no caen). Plantéate coger sitio en la cola.
Pero sin duda uno de los catalizadores del cambio es que el combustible está carísimo y va a seguir estándolo hasta que a) termine la guerra en Ucrania, b) la capacidad de refino se estabilice y atienda a la demanda, c) baje el dólar o d) todas las anteriores. Que llenar el depósito se convierta en un lujo para la clase media es indicativo de lo que está pasando. ¿Y la electricidad? Se ha encarecido, sí, pero sigue siendo económica en los horarios más propensos para cargar.
¿Te lo puedes permitir?
Comprar un coche eléctrico implica un esfuerzo adicional al principio, son más caros que los térmicos, e ídem los híbridos enchufables (que pueden estar en un término medio). Si pagar al contado no es una opción, hay que ver qué letra mensual puedes asumir, considerando que el gasto mensual en gasolina o gasóleo se desplomaría al pasar a usar electricidad. ¿Cuánto te gastas al mes en combustible?
Los precios de los coches eléctricos están aumentando por la presión inflacionaria post-pandemia -asumiendo que lo peor ya pasó en lo sanitario y humano-, así que las decisiones de compra que se demoren pueden conllevar a un mayor gasto. ¿Cuándo volverán los precios a aflojar? Difícil responder a esa pregunta, unos dirán 2025, cuando aumente la oferta de los fabricantes en volumen, otros dirán que más adelante. Hacemos una apuesta al respecto.
También tienes que considerar si puedes optar a las ayudas a la compra, recordando que pueden tardar tranquilamente un año en llegar a tu bolsillo, así que haz los cálculos sin ellas. Al margen de eso, comprueba si eres candidato a las mismas, y si el vehículo que contemplas es eligible, acude a las bases reguladoras para enterarte del percal. ¿Que llegan? Pues cancelas deuda, ahorras, o te vas de vacaciones.
Y si uno nuevo resulta inasumible para ti, acude al mercado de usados, y si no te fías, ve a por un seminuevo garantizado por el fabricante, algunos tienen años de garantía por delante, y 50.000 km en un eléctrico no importan lo mismo que en un SIMCA como el del abuelo
¿Cuánta autonomía necesitas?
Aquí hay que hacer un ejercicio de sinceridad, distingamos lo que hace falta para el día a día, y lo que son las necesidades puntuales. Si no recorres más de 150 kilómetros al día prácticamente cualquier modelo actual puede servirte. Para cifras inferiores a 100 kilómetros al día los híbridos enchufables son muy interesantes también, incluso para modelos que no hacen más de 50 kilómetros (recorrerán otros 50 km con un consumo de combustible reducido).
Las baterías hay que dimensionarlas de acuerdo a las necesidades habituales realistas, y añadir un poquito más para lidiar con las diferencias de rendimiento estacionales. Si es extremadamente difícil que un día puntual hagamos más de 200 km, no necesitamos una autonomía de 500 km. Y para las necesidades puntuales hay que evaluar cuánta autonomía se puede recuperar con una recarga rápida en tránsito, entendiendo como rápida al menos 50 kW.
Para recorrer 300 km «sin preocupaciones» hacen falta unos 60 kWh de baterías, mínimo. Todo lo que lleves de kWh de más son miles de euros de diferencia
En todo viaje de media y larga distancia es deseable detenerse un rato para estirar las piernas, ir al servicio, tomar algo, atender al teléfono móvil… Lo cierto es que la mayoría los conductores no estamos en un Gran Premio ni medimos los repostajes en segundos. Para unos pocos trayectos al año no pasa nada por estar 15, 30 o 45 minutos esperando a una recarga. Solo hay que cambiar un poco el chip. ¿Cuánto tiempo pasas de media en una gasolinera o parando en viajes largos?
¿Dónde vas a recargarlo?
Otra pregunta del millón. Puede que seas de esa mayoría de españoles que no tiene la posibilidad de alquilar o comprar una plaza de garaje que se pueda electrificar, ni una vivienda unifamiliar con fácil acceso a un enchufe. En ese caso, existe el comodín de los cargadores públicos de la zona, ya sean gratuitos o de pago, lo que requiere un mínimo de investigación. Un buen punto de partida es electromaps, por ejemplo, aunque necesite registrarnos.
En función de tu estilo de vida y trayectos previsibles, incluso te puedes llegar a apañar solo con cargadores de uso público, de la misma forma que te has tirado años o décadas repostando exclusivamente en gasolineras porque a nadie le brota la gasolina del grifo de su casa. Hay que valorar qué potencia está disponible (y cuánto aguanta el coche), el tiempo que hace falta para recargar con un uso habitual, el coste que va a tener… Spoiler: menos que echar gasolina o gasóleo a 1,50 euros/litro o el doble.
Si hasta aquí el problema es resoluble, estás más cerca de ser el propietario de un coche eléctrico, o plantearte un leasing, renting o cualquier otra modalidad (como suscripción mensual). ¿Que tienes la posibilidad de recargar en casa? Mejor nos lo pones. Puede que ni siquiera necesites hacer obra y el enchufe leeeeeeento de 10 o 16 amperios te baste para el uso habitual.
Empezando a pensar en kWh (consumo) y kW (potencia)
Hagamos una simple regla de tres. A 16 amperios y 230 voltios, lograremos una potencia máxima de 3,68 kW, que podemos «reducir» a 3,5 kW por eso de las pérdidas y que el ritmo de carga se ralentiza al final sin usar un cargador «de los buenos». Recorrer 100 kilómetros puede costar entre 15 y 20 kWh de energía. En otras palabras, para recuperar 100 km de autonomía con un enchufe leeeeeeento hacen falta de 4 horas y pico a casi 6 horas, sea el coche que sea.
Si no te has familiarizado con los kWh, algunas referencias. En energía, 10 kWh equivalen a 1 litro de gasolina o gasóleo (sí, gastan eso), y hacer medias de 30 kWh/100 km es difícil salvo que seas el que conduce después de un atraco a un banco. Cuando decimos que los coches eléctricos son más eficientes, hablamos de eso, y no cuando alguien lego en la materia confunde «eficiencia» con «kilómetros que se pueden hacer a baterías». Hay gente que no recarga en días.
El coste del mantenimiento te parecerá ridículamente bajo según vayas haciendo kilómetros. Pregunta a quien tenga un coche eléctrico, no al que se imagina cómo es un coche eléctrico (te dirá que cada 5-10 años hay que cambiar las baterías, como en un coche de radiocontrol, porque se lo ha dicho uno que otro se lo dijo, como lo de Ricky Martin y la mermelada)
También hay que recordar que en uso urbano y atascos, donde un térmico sube mucho su consumo, un eléctrico lo tira por los suelos. Lo que más penaliza a un eléctrico es ir a velocidad de autopista o por encima, aunque consuma menos energía que un térmico. Si eso te preocupa mucho, escoge un coche por su aerodinámica (mejor Cx cerca de 0,2 que uno de 0,3) y no por lo que mola para que los vecinos rabien de envidia el primer mes que lo tengas. Te alegrarás de hacerme caso. Ahí va un ejemplo:
Si a pesar de todo lo escrito consideras que lo de viajar a media y larga distancia con un eléctrico no te convence, igual la seguridad al repostar de un híbrido enchufable te cunde más, pero recuerda: todo lo que no enchufes, estás tirando el dinero. Es la misma lógica que adaptar un coche a GLP o GNC, que cuesta de 1.000 a 3.000 euros, y echar gasolina por pereza aunque el gas cueste la mitad.
Puede que sigas albergando dudas, especialmente si te has dejado aconsejar por el típico cuñado. Hace tiempo que los coches eléctricos no se diseñan exclusivamente para «raritos» y pioneros, muchos modelos son equivalentes a otros térmicos con capacidad, maletero y prestaciones totalmente habituales, e incluso tienen potencias superiores a las que uno considera de uso normal. Igual hasta te das cuenta que el modelo que te convence no tiene 100-120 CV, como tu anterior diésel, sino que está más cerca de los 200 o 300 CV, pero con el consumo de un mecherillo.
Seguramente hay más coches eléctricos para ti de los que estás pensando. Sí, los primeros pagos o el desembolso «de una» va a ser doloroso, pero hay una liberación espectacular al dejar de pagar combustible a precio de oro para que tu dinero acabe en impuestos y en financiar dictaduras. ¿Recuerdas, cuando eras estudiante, lo que significaba el mes de junio? Pues es algo parecido, empieza tus vacaciones energéticas y pásate a lo eléctrico.
Si no, puedes esperar a los 3 euros por litro para verlo más claro. Como dijo Leo Harlem en un anuncio: «aparca tus excusas».