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Un sistema eléctrico 100% renovable es posible, y solo es cuestión de inversión

Seguramente muchos habréis escuchado en diferentes conversaciones que un sistema eléctrico no puede ser 100% renovable, y que vamos a necesitar respaldo como nuclear, gas o carbón. Pero el último informe de la Universidad de Stanford pone sobre la mesa que la tecnología está lista, y que es cuestión de inversión.

El estudio ha sido dirigido por Mark Z. Jacobson, profesor de ingeniería en la Universidad de Stanford, y  tiene en cuenta las necesidades y capacidades de energía de 145 países, que en conjunto representan el 99,7 por ciento de las emisiones de CO2 actuales.

El estudio llega a la conclusión de que no necesitamos tecnologías milagrosas para resolver los muchos problemas que tiene el actual formato, dependiente de los combustibles fósiles tanto para la producción eléctrica como para la climatización de las viviendas y el transporte.

La idea es crear una sociedad electrificada alimentada por energías renovables con la que dar calor, frío, almacenamiento y transporte a las personas de todo el mundo, y que dará como resultado un modelo energético mucho más eficiente y económico.

Concretamente, los expertos indican que la mejora de la eficiencia puede llegar al 56% con un sistema totalmente eléctrico alimentado por fuentes renovables. Una reducción que explican en cinco razones:

  • La eficiencia de los vehículos eléctricos frente a los de combustión
  • La eficiencia de las bombas de calor eléctricas para calentar aire y agua frente a los calentadores de combustión
  • La eficiencia de la industria electrificada, eliminando la energía necesaria para la obtención de combustibles fósiles
  • Así como cierta eficiencia mejoras más allá de lo esperado.

Una mejora de la eficiencia que traerá además de una reducción de emisiones enorme, también una reducción del coste de la energía que cuantifican en un 12% de unidad media, lo que resulta en un coste energético anual de un 63% más bajo a nivel global.

No menos importantes son los ahorros que se lograrían por el menor impacto ambiental provocado por la energía, al reducirse un 92% los costos sociales, que son costes de energía, costes sanitarios más costes climáticos.

Pero ¿Cómo alimentamos el mundo con renovables?

La respuesta es un sistema que aproveche las múltiples posibilidades en generación, pero también en almacenamiento. Desde la eólica terrestre y marina, la energía solar fotovoltaica, la energía solar concentrada, solar térmica, sistemas geotérmicos, la hidroeléctrica, así como maremotriz e hundimotriz (mareas y olas).

La tecnología de almacenamiento será una de las claves para apoyar el consumo cuando las renovables no tengan el aporte suficiente. Ahí las posibilidades también son mayores de lo que podemos pensar y a la conocida tecnología de las baterías, también hay otras con enorme potencial como el almacenamiento hidroeléctrico por bombeo, el almacenamiento de represas hidroeléctricas existentes y el almacenamiento de electricidad mediante energía solar concentrada.

También existen alternativas para ofrecer calefacción en las zonas urbanas, como el almacenamiento de calor en tanques de agua. Un calor que se produce y almacena en una ubicación centralizada y luego se canaliza a través de agua caliente a los edificios para calentar el aire y el agua. También existe la opción de las bombas de calor, aplicables a edificios así como a viviendas particulares individuales.

¿Y qué pasa con el coste de la transición?

El estudio además de indicar que tecnológicamente estamos listos para dar el salto a un sistema 100% renovable, también estima el coste que supondrá esta transformación. Un coste astronómico, pero que el informe indica podrá recuperarse mucho más rápido de lo que podríamos esperar en un primer momento.

Según las conclusiones, reemplazar toda la energía en los 145 países analizados, que emiten el 99,7% del CO2 mundial, tendría un coste aproximado de 62 billones de dólares.

Mucho dinero sin duda. Pero las estimaciones indican que gracias a los ahorros por eficiencia energética y el impacto ambiental, los países podrían reducir la factura energética en unos 11 billones al año. Por lo tanto, en apenas seis años habríamos amortizado esta leonina inversión.

Además de una fuente de energía limpia para las futuras generaciones, este cambio de modelo energético permitirá crear riqueza. Se estima que la instalación, mantenimiento y desarrollo de un sistema renovable creará unos 28 millones de nuevos puestos de trabajo cualificado, y a largo plazo.

Un nuevo modelo energético que tampoco supondrá cubrir el planeta de paneles y turbinas eólicas, y se estima que toda la potencia necesaria ocupará apenas el 0.53% de la superficie terrestre, y además el espacio entre sistemas eólicos y solares podrá usarse para otras aplicaciones, como la agrivoltaica.

Por lo tanto, el informe concluye que un nuevo sistema alimentado por electricidad y renovables requerirá menos energía, costará menos y creará más empleos que el sistema actual.

Una transición que tendrá que llegar si o si según los expertos, que ponen fecha para la misma para evitar un cataclismo ambiental, situando el objetivo del 80% para 2030, el 100% para 2035 como plazo idóneo, y 2050 como la última esperanza.

Fuente | Stanford.edu

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