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Coches eléctricos low cost, la respuesta de Nissan y Mitsubishi a la invasión china

Mientras que los fabricantes occidentales han perdido un poco el objetivo y se han lanzado a fabricar coches cada vez más grandes y caros, los chinos han visto como los segmentos de acceso son una oportunidad para situarse en el mercado. Una vía de agua donde marcas como Nissan y Mitsubishi quieren poner un parche lanzándose a la producción de coches eléctricos de bajo coste.

Y es que si echamos un vistazo a los listados de ventas globales, los modelos chinos ocupan 14 de los 20 primeros puestos de eléctricos hasta julio. Un listado donde las propuestas de bajo coste comparten espacio con los de gama media y los premium. Una oferta más heterogénea que permite a los clientes poder contar con una mayor variedad. El resultado es una penetración que se ha disparado en los últimos meses y que ha situado a China como la líder destacada a nivel mundial en ventas.

Ante esta próxima avalancha, Nissan y Mitsubishi han visto como era necesario comenzar a diseñar un dique de contención de unas marcas chinas que también se están comenzando a extender por territorio japonés. Un mercado extremadamente cerrado pero donde las marcas del gigante asiático quieren hacerse un hueco de la mano de una oferta extremadamente competitiva.

Para ello las dos marcas pertenecientes a la Alianza Renault-Nissan-Mitsubishi, han desarrollado un modelo presentado hace unos meses. El Nissan Sakura y Mitsubishi ek X EV. Un pequeño urbano que se situaría en la categoría de los kei-car, pero que se ha convertido en una primera, o última, esperanza para luchar contra las marcas chinas en los segmentos de acceso.

Ventas de coches eléctricos enero-julio en el mundo. Imagen de Cleantechnica

Resulta cuando menos curioso ver las características técnicas de esta propuesta, que nos llevan irremediablemente a recordar a otras que ya hemos visto en Europa, pero que han sido canceladas por los fabricantes del viejo continente en favor de alternativas más grandes y costosas. Incluso otras con el espíritu low cost, como el Dacia Spring, han elevado su precio hasta el coste de un utilitario medio.

Pero con el Sakura y el ek X EV, Nissan y Mitsubishi quieren dar un paso atrás necesario para poner en el mercado un coche eléctrico capaz de satisfacer las necesidades de una amplia variedad de clientes, sin tener que destrozar el presupuesto familiar en su compra.

Un eléctrico de 3.39 metros de largo, espacio para cuatro ocupantes, y una batería de 20 kWh, que según el ciclo de prueba de vehículos ligeros armonizados a nivel mundial (WLTC) le otorgan una autonomía de 180 km con cada carga.

Esto se ha convertido en una buena opción tanto para clientes que se mueven por zonas urbanas, como también para clientes del rural que utilizan poco su coche y lo necesitan para desplazamientos muy concretos, como ir hasta el mercado o a llevar a los niños al colegio. Tareas donde no necesitan un gran SUV ni un coche con 500 kilómetros de autonomía.

También montará el sistema de carga bidireccional, lo que permitirá convertir al vehículo en un generador eléctrico móvil, para por ejemplo servir de soporte en un desastre natural o en un accidente, o también para cargar otros vehículos e incluso alimentar las necesidades de una vivienda.

Su precio será de 2.5 millones de yenes antes de ayudas, que al cambio serán unos 16.500 euros. Pero que los japoneses podrán reducir hasta unos más que jugosos 1.5 millones de yenes, 10.500 euros al cambio, con las ayudas públicas.

Un modelo que ya está distribuyéndose en Japón, y que se ha convertido en la alternativa eléctrica más accesible del mercado, y posiblemente si la producción lo permite, un éxito de ventas.

Opinión

¿Deberían las marcas occidentales apostar con mayor fuerza por el segmento low cost? Sin duda la respuesta que daríamos como consumidores sería que si. Como fabricantes posiblemente que no, por los menores márgenes que manejan estos segmentos en un momento donde no hay componentes suficientes y hay que priorizar.

Pero esta no es más que una forma cortoplacista de ver un mercado que en unos meses recuperará su ritmo de producción en elementos como los semiconductores, pero que podría ser tarde para algunas marcas si los chinos expanden sus redes en este tiempo de la mano de propuestas en los segmentos de acceso donde una vez establecidos será muy difícil descabalgarlos.

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